Desde la Revista Trasdemar, con motivo del Día de las Escritoras, compartimos una serie de textos inéditos de la autora Eduvigis Hernández Cabrera (Uruguay, 1961) Desde 1972 reside en Las Palmas de Gran Canaria. Ha publicado los libros de relatos Muerte natural y otros suicidios (Ediciones Baile del Sol, 2007), Fantástica fábula (alharafishedita, 2010), La lógica del rastro (Gas Editions, 2012) y el cuaderno Verbo Cisne (Rumores de ArteMisia, Aulaga Literaria, 2014). De 2017 es su último libro de
relatos, Venerada Virginia (Ediciones Baile del Sol). Durante el presente año intenta culminar su proyecto A la gloria de las mujeres.
Obra inédita inspirada en “Tierra quemada” de la artista visual Cristina Déniz Sosa
Acertijo
Se inicia con el fuego,
se acaba en la ceniza.
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Anunciación
Yo estuve aquí
el 25 del 11 del 93
y consigné
que deseaba,
quería, amaba
a alguien, alguno, alguna
de aquel entonces.
Lo grabé en piedra,
árbol, camino,
para ilustración
de los visitantes
venideros.
Mientras rasgaba
la materia
-roca, corteza, cruz-
prendía la yesca
primera
de lo que luego,
casi en un instante,
llegaría
para borrarlo todo.
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A distancia
Mirar. oler, tocar…
Es hermoso el paisaje.
La apreciación
desvela
tanta fragilidad
como el distanciamiento.
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Reserva
Acérrimo,
amargo,
olor, sabor.
Lágrima abajo
se desliza
el agua turbia.
El desastre
acota su dominio
hasta el infinito.
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Procedimiento
Eche el piromante
su corazón
a la hoguera.
Destile el cerebro
en carbón,
su sangre
convierta en brea.
Naveguen venas
y arterias
por un mar
bituminoso.
Así,
de modo infalible,
adivinará
entre las llamas
el advenimiento
del más desventurado
y negro
porvenir.
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Grisura
Es fascinante el gris
con sus escalas,
marengo,
pardusco,
perla o ceniciento.
Por estas variables
no hay cine
en blanco y negro,
y qué elegante resulta
para el vestuario.
En la naturaleza
-monte, prado, bosque-
sin embargo,
se prefiere
que permanezca
invisible.
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Est mort
Aquí yacen
los restos
del gran cadáver
incinerado
por voluntad
ajena.
Del descuido
a la desidia
solo va
un rescoldo
de diferencia.
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De ceniza
Aquel día era miércoles,
sin duda.
Quizá por este motivo
el oscuro oficiante
eligió
grisear nuestra frente
y de este modo
convertirnos
a la desolación.
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Alevosía
Con malicia
sin conciencia
con decisión absoluta.
Alevosa
sin atenuantes
se descubre
la mano
que provoca
la catástrofe.
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Sin rastrojar
Bajo los pies
cruje
la tierra quemada
ardiente aún
donde el rastrojo
habita.
Tarde es ya
para la limpieza
debida
al orden natural
de la existencia.
Ahora solo queda
aspirar
la cosecha de humo.
Se diría que
el mundo entero
crepita
a cada paso
en absurda agonía.