Presentamos en la Revista Trasdemar nuestra entrevista con Agustín Sánchez Antequera, director y fundador de la editorial El sastre de Apollinaire en Madrid, un sello independiente especializado en poesía contemporánea que cuenta con un catálogo de un centenar de publicaciones de plena actualidad, con una destacada presencia de autores y autoras de Islas Canarias. Compartimos la entrevista en nuestra sección “Telémaco” de literatura contemporánea
Y si uno mira hacia Hispanoamérica, uno recibe rápidamente una impresión muy diferente a la poesía española de los últimos 100 años. Riqueza lingüística, retorcimiento del lenguaje, rotura sintáctica, juego visuales…
Y esto entronca con la tradición canaria.
AGUSTÍN SÁNCHEZ ANTEQUERA
La editorial El sastre de Apollinaire se acerca al centenar de libros publicados en su Colección de Poesía. ¿Qué destacaría de la experiencia personal y el camino recorrido como editor de poesía contemporánea?
En primer lugar, quisiera mandar un abrazo a todos los lectores de la revista Trasdemar, que ya cumple 4 años y que se ha convertido en un referente cultural de la literatura de Canarias y que llega con mucha facilidad al resto del mundo gracias a su divulgación por las redes sociales.
Mi experiencia personal como editor es siempre positiva. Llevo 20 años en el mundo editorial y 16 instalado como editor autónomo. Es un trayecto ya suficiente como para hacer balances. En lo personal es absolutamente una satisfacción poder dedicarme a los libros, un acto vocacional, y haber conocido a tantas personas interesantes, llenas de magia y vivencias, y hacerlo de un modo casi confesional, con las y los autores que he ido publicando. No me olvido del apoyo de unos cuantos amigos y de mi familia, que me han ayudado y sostenido en las distintas crisis que suele vivir un editor en solitario en esta época tecnocrática.
Desde el punto de vista editorial, literario concretamente, uno va tejiendo su catálogo lo mejor que puede, aunque es muy difícil que un sello tenga una línea editorial, los mitos ya no existen, menos aún en el mundo editorial. Si bien me han intresado siempre los libros raros y difíciles de publicar, también he dado volantazos hacia poéticas de línea clara (excepcionalmnte y como acto voluntario de contradicción para mostrar a los “intelectuales” que la poesía es muy abierta en sus formas y concepciones, que la poesía no se deja etiquetar fácilmente). Como poeta subterráneo que he sido, he intentado lanzar mensajes al público con la dirección del propio catálogo, pero no estoy muy seguro de que se hayan comprendido —o siquiera analizado— esos mensajes sutiles como miguitas de pan a lo largo de casi 100 títulos.
Entre la variedad de registros y la pluralidad de voces, en El sastre de Apollinaire hay una presencia de autores y autoras de la Comunidad Autónoma de Canarias ¿Qué similitudes o diferencias se pueden considerar sobre la escritura poética en el panorama insular de la literatura?
El azar ha regido en gran parte tanto mi trabajo editorial como poético, y me ha llevado a Canarias. Creo que la lengua canaria tiene una serie de características muy diferentes de la peninsular, un poco por el cuidado de vocablos ancestrales y del guanche, que se cuidan y se siguen usando, y especialmente algunos hechos concretos que, en mis indagaciones, creo que son reveladores de una experiencia más rica lingüísticamente hablando en comparación con el estatus editorial de la Península. Las vanguardias en la Península creo que fueron pobres si las comparamos con la riqueza que se dio en Italia o Francia. Varios autores hispanoamericano pasaron por Madrid, pero su destino acabó siendo París. Eso ha generado una tradición de influencia especial con las vanguardias clásicas de aquella época en Hispanoamérica, y hace que los autores de allá sean mucho más atrevidos y cuidadosos en la innovación poética. En la Península, el franquismo hizo su trabajo contra cualquier tipo de expresión artística de vanguardia, forzando un conservadurismo formal y lingüístico, repetido hasta la saciedad, y que llega hasta nuestros días. Cuando uno sale a Italia o Portugal, se da cuenta de que la poesía significa otra cosa. No digamos es países como Rusia o Chile, donde la poesía y la política han ido de la mano. O las vicisitudes del siglo XX en las distintas oleadas del PCI en Italia y su reflejo poético (de Vitorio Sereni o Cesare Pavese, en una primera oleada, Passolini en una segunda etapa del PCI, hasta nuestros días con Alfredo Giuliani, Luigi Ballerini o Erri de Luca). Y si uno mira hacia Hispanoamérica, uno recibe rápidamente una impresión muy diferente a la poesía española de los últimos 100 años. Riqueza lingüística, retorcimiento del lenguaje, rotura sintáctica, juego visuales… Y esto entronca con la tradición canaria. A finales de los años 20 y principios de los 30 se juntaron diversas revistas de vanguardia en Tenerife y, en 1933, Óscar Domínguez, que ya estaba en París, realiza una exposición muy importante en el Ateneo de Tenerife. Yo siempre digo que el hecho fundamental de que la segunda exposición itinerante surrealista se expusiera en Bruselas, París y, curiosamente, Tenerife en 1935 tuvo una influencia decisiva en los diálogos internos de los artistas canarios desde entonces. Por allí aparecieron, en dicha exposición y durante varias semanas, Breton, su mujer y Benjamin Péret, entre otros. Si a eso le sumamos la riqueza cultural, etnológica e histórica, el guanche y el colorido de su naturaleza, además del gran tema canario de la “insularidad”, tenemos un cóctel poético muy potente y muy distinto de la tradición peninsular.
Desde el primer volumen titulado “Soñé la muerte y otros poetas” de Fernando Nombela hasta el reciente “La piscina del oeste” de Ágatha Navalon pronto van han transcurrir catorce años de labor editorial. ¿Qué perspectivas de futuro afronta el taller de El sastre de Apollinaire?
No future, como decían nuestros amigos punks, y menos aún en un sello editorial que lleva una sola persona. El trabajo como editor es vírico, de difícil cura, conozco y he conocido editores arruinados varias veces, que han hipotecado hasta su casa, y siempre vuelven, resisten como pueden, se asocian, crean cooperativas, hacen libros a mano, fotocopias, libros cartoneros… Es complicado salirse de este mundo, incluso cuando va mal. No tengo una planificación concreta, pero siempre hay algunas ideas en el almacén. Llegan inéditos interesantes, otras veces busco yo mismo… Creo que el azar debe alimentar todo proyecto de espíritu poético.
Destaca, además, en la bibliografía selecta de libros publicados por El sastre de Apollinaire, una sinergia muy igualitaria entre voces masculinas y femeninas, así como de diferentes generaciones y territorios de España, ¿Se mantienen los vínculos entre el editor y sus autores con el transcurso del tiempo? ¿Qué opinas sobre los índices de lectura y la situación del género poético en el país?
Los vínculos entre editor y autor suelen mantenerse a lo largo del tiempo. Sí es cierto que durante una época ese vínculo es más cercano, quizá durante el primer año de vida de un libro, y después, ambos nos ponemos con otros proyectos por inercia. El trato se resiente, pero el vínculo, en mi caso al menos, se mantiene en el tiempo, y es la razón por la que algunos autores y autoras repiten en el catálogo.
Sobre los índices de lectura… Me parece que es prácticamente imposible ya saber cuáles son esos índices, si es que alguna vez fueron fiables. Ahora creo que admiten como lectura todo tipo de soporte, no ya el lector electrónico, sino también el móvil. Con lo cual, mirar memes en Instagram con algún poema debe contar para ese índice de lectura. Vivimos en una sociedad completamente líquida, como ya anunciaba Zigmun Baumann, y con eso tenemos que lidiar. Sí creo que la poesía ha vivido un auge gracias a las numerosas pequeñas editoriales que se han creado a partir de 2007-2008, a la cantidad de gente que escribe y busca publicar, y a los festivales de poesía y ferias que se organizan por toda España. En ese aspecto, la poesía goza de muy buena salud. Otra cosa sería pensar qué tipo de poesía se expone y se escribe, porque eso ha cambiado mucho en los últimos 30 años en España. Pero esa democratización de la poesía es muy positiva, sobre todo para quitarse el corsé carpetovetónico de la métrica, los temas melodramáticos o los tonos engolados que forman parte de la tradición cuasi cómica de la desfigurada figura del poeta.
Hay títulos como “Tulipanes y chimeneas” o “ViVa” de E. E Cummings, “La vida como sueño real” de Lawrence Ferlinguetti, incluso un libro de poemas comentados de Emily Dickinson que reúnen la singularidad de voces internacionales y ponen el acento en su traducción. ¿Cómo ha sido la recepción de la poesía de otras latitudes en España?
Soy un pequeño editor, no puedo contestar con precisión a esa pregunta. No sé cómo se han recibido esas publicaciones en España, porque, discúlpeme, pero yo no pienso mucho en España. Sería pedante decir que han sido muy bien recibidos por la crítica y público. No tengo mucha capacidad para recibir esa contestación. Se han vendido bastantes libros de los títulos que menciona, y se seguirán vendiendo, seguro, porque son obras raras o que no se han publicado antes en España de forma exenta. Por ejemplo, La vida como sueño real es una reedición ampliada de unos poemas y unos textos que explican la visita de Ferlinguetti a España en 1991, es casi una crónica de ese viaje, un documento muy peculiar. No soy nadie. ¿Quien eres tú? es una antología de 60 poemas de Emily Dickinson, como tantas otras, pero traducidos y comentados por un traductor y poeta de primera línea como Jesús García Rodríguez, cuyos comentarios son muy reveladores sobre la vida y obra de este mito. Y ViVa y Tulipanes y chimeneas, ambos de E. E. Cummings, se han publicado por primera vez en España de forma exenta, con traducciones de otro poeta de toda garantía: Pedro Larrea. Estos trabajos, como las traducciones del italiano del profesor José Muñoz Rivas en dos libros de Alfredo Giuliani (Ebriedad de aplacamientos seguido de Poetrix Bazar) y Luigi Ballerini (Prohibido aparcar), forman parte de una vanguardia necesaria y, en general, poco conocida, pero con muchos adeptos. Cummings, sin duda alguna, es un autor de culto, y sólo se ha publicado su obra poética en diferentes antologías, es la primera vez que se publican en España ambas obras de forma exenta. Creo que estos títulos son piedras angulares del Sastre.
Junto a la colección de poesía, El sastre de Apollinaire ha contado con varias publicaciones como “Eidética” de varios autores, dedicado al ensayo, y la colección Heresiarcas, con el libro de la autora canaria Selena Millares, titulado “Matrioska”. ¿Vendrán nuevas incursiones de narrativa y ensayo en el futuro venidero?
Matrioska ya es la primera obra de la colección de narrativas Heresiarcas, a la que da nombre un relato de Apollinaire. El ensayo está en ciernes, siempre cerca de suceder, pero con las complicaciones propias del género para sacarlo adelante. Eidética es un primer número de una colección que aúna imagen y palabra. Los proyectos a veces hay que compartimentarlos y luego esas colecciones crecen o no. No puedo decir cómo se desarrollarán estas colecciones, ni si aparecerá una nueva colección de teatro, por ejemplo. En realidad se han abierto para cubrir las necesidades de esos libros y de los muchos géneros que tocó Apollinaire. Pero podrían coexistir todos mezclados en un collage surrealista que complacería mucho a nuestro querido maestro, nunca bien ponderado, Guillaume Apollinaire, a quien tanto debe este sastre.
Muchas gracias
Gracias a ustedes, les doy la enhorabuena por estos 4 años de trabajo divulgando la literatura canaria y ojalá que sigan muchos años más. Ha sido un placer. Quedo siempre a su disposición.