Carlos H. Bruzón “Considero que los oficios de isla constituyen una manifestación de índole creativa”

Trasdemar es una revista literaria internacional con sede en Canarias y la publicación de nuestra serie de entrevistas a creadores insulares potencia la vocación cosmopolita de tender puentes de intercambio cultural y creativo en el panorama contemporáneo de la literatura y las artes desde una perspectiva abierta y plural
Fotografía cortesía del autor para Trasdemar

Desde la revista Trasdemar continuamos nuestra serie de entrevistas con creadores insulares del panorama de las artes en la actualidad. Agradecemos la colaboración de Carlos Higinio Bruzón Viltres (Cuba, 1991) Diseñador editor, corrector, ilustrador, fotógrafo, periodista cultural y crítico gourmet. Graduado en Diseño Gráfico de la Escuela Superior de Artes Plásticas El Alba. Es miembro del Registro Nacional de Diseño con reconocimientos por sus aportes al diseño gráfico de editorial. Ha trabajado con varias editoriales en Cuba, República Dominicana, Ecuador y España. Desde Trasdemar le damos la bienvenida como integrante de nuestro Comité editorial

El horizonte insular impone una realidad artística semi hermética que de cierto modo ampara de los efectos de la transculturación de forma menos nociva a pesar del efecto globalizador de las nuevas tecnologías.

CARLOS H. BRUZÓN

¿Cuál es su vínculo creativo con el panorama de la expresión artística en las islas? ¿En qué ámbito de las artes se encuentra actualmente y cuál ha sido la génesis de su formación?

La isla que habito y que me habita es un enorme lagarto con múltiples matices culturales. El ser creativo es inherente a la condición cubana, no es una opción sino una necesidad primaria escrita en el ADN de los isleños. Por ende, de una forma u otra, la expresión artística del archipiélago llega de cerca a sus gentes y foráneos — estén involucrados o no — en la esfera del arte propiamente. Dicho esto, me ha sido difícil lograr formarme en el ámbito del diseño gráfico. Crecí en una etapa de gran deterioro material que a largo plazo ha tenido un impacto en la subjetividad de los entes sociales. Desde luego, el arte y la literatura, no escapan de los embates económicos, las carencias y el hambre — ambas hambres — cómo diría Onelio Jorge Cardoso en “El caballo de coral”.
La primera vez que estuve en una editorial no tenía idea mínima del mundo alucinante que estaba a punto de descubrir. Han transcurrido diez años y permanezco en el ámbito editorial que ha sido la génesis de mi formación. Sin noción de los procesos que allí se gestaban emprendí mi andar sin escuela hasta que por suerte llegó luego la metodología y la academia.


Háblenos de su obra. ¿Qué papel ha constituido la insularidad para los procesos de creación en su trayectoria profesional? ¿Qué representa para usted el horizonte insular a la hora de la proyección pública de su actividad artística?

Considero que la insularidad tiene un efecto en la creatividad como recurso de la utilidad de la virtud. Es una filosofía de vida diferente a otras formaciones geográficas. El modo en que se proyecta el arte y la manera que los productos culturales se consumen tiene un componente demográfico que denota una distinción en islas respecto a otras geografías. Considero que los oficios de isla constituyen una manifestación de índole creativo que en los diseñadores deviene en una suerte de materia prima para los procesos artísticos. En este sentido la proyección pública de mi obra gráfica, independientemente del escenario favorable de vivir en una isla con alto nivel de instrucción cultural, ha sido efectiva y al mismo tiempo una experiencia enriquecedora a través de la retroalimentación con los públicos consumidores de los diversos contenidos que he desarrollado. El horizonte insular impone una realidad artística semi hermética que de cierto modo ampara de los efectos de la transculturación de forma menos nociva a pesar del efecto globalizador de las nuevas tecnologías. Esto tiene que ver quizás con la fuerza de una identidad que es muy autóctona de los isleños, convidándolos a beber de una fuente auténtica e imponerse de forma consuetudinaria sobre las identidades foráneas o consumo de pseudoculturas heredadas.


En la tradición cultural de las islas ha existido un diálogo histórico entre la literatura y las artes ¿Qué libros puede citarnos de la literatura insular que han influenciado en su propia creación personal? ¿Cuál es su consideración acerca del panorama actual de los libros y qué posibilidades hay de conexión entre la literatura y el arte desde su perspectiva?

Entiendo el libro como un albacea del arte y el conocimiento. El libro es un producto cultural completo que integra lo estético de lo visual con la literatura en un espacio de coexistencia donde pueden convivir múltiples manifestaciones artísticas.
En mi obra ha tenido peso “El reino de este mundo” con el aporte magistral del método de lo real maravilloso. Carpentier muestra un camino que me deslumbra en su forma de describir la identidad insular como un retrato codificado con belleza incomparable. En “Paradiso”, Lezama Lima crea un monumento barroco que desafía el intelecto e invoca en mí una necesidad de crecer en la dimensión humana a la par de la intelectual. En el libro “El hombre que amaba a los perros”, con una literatura contemporánea, me acerca Padura a una visión de otra Cuba diferente. Otros libros y autores han tenido influencia en mi vida y mi quehacer artístico, más técnicos y de contenido científico como: “Diseño, diseñar, diseñado” o “El libro y su diseño”, entre otros. Cada libro es valioso y aporta; incluso la mala literatura porque enseña qué es lo bueno y qué es lo malo.
En Cuba existe un gran sistema de ediciones territoriales prácticamente subsidiado por el gobierno. El libro es un producto cultural democratizado y accesible a los sectores más humildes. Debo señalar que desafortunadamente tras el “quinquenio gris” mucha literatura buena fue desestimada. Las editoriales en torno a la hegemonía impuesta por una política cultural centralizada deja engavetados ejemplares valiosos mientras imprime autores reciclados.

No existe una desconexión entre el arte y la literatura, todo lo contrario, la actividad artística se encuentra estrechamente ligada al proceso de creación literaria. Según el panorama actual considero que parte de la industria del libro y la literatura sufre una decadencia institucional en mi país. Cada vez se torna más difícil que los ejemplares vean la luz; además no se acaba de comprender a plenitud el papel de las editoriales. Algunas editoriales son administradas desde lo ejecutivo, cómo una empresa cualquiera, alejándose de la sensibilidad y comprensión de los procesos artísticos que en ellas se gestan.


Las nuevas tecnologías y las redes sociales están protagonizando las nuevas formas de expresión y de escritura contemporáneas ¿Qué opina sobre las narrativas digitales y los modos de consumo cultural hoy en día? ¿Cree que es posible un renacimiento cultural desde las islas?

Las narrativas digitales son el futuro, sería absurdo negarlo, es cierto que el formato impreso tiene encantos incomparables en esa magia de sentir o palpar un producto terminado en físico. No se puede desestimar el impacto y alcance de las redes sociales y recursos en línea para la divulgación de la obra literaria, así como los múltiples beneficios de los libros electrónicos y los audiolibros. El abanico de posibilidades que ofrecen en la disminución de los costos de accesibilidad a la literatura en digital es sorprendente y el público de este formato va en crecimiento con una generación que es cada vez más dependiente de dispositivos móviles y ordenadores. Al mismo tiempo, este tipo de contenido es amigable con el medio ambiente, cuántos árboles se talan para hacer un diccionario mientras que en un ebook no requiere más que el uso de un ordenador.

Existe un peligro evidente para la buena literatura y el consumo cultural. Es difícil discernir para el púbico entre tanto contenido en línea. En este surco nos corresponde, a las iniciativas como la revista Trasdemar, encausar un camino crítico con responsabilidad ante las nuevas expresiones de los productos culturales de ese gran océano digital. La realidad es que muchos “influencers” se habilitan una página web, un blog, o un canal de YouTube y asumen un rol social de “críticos de arte y literatura”. Muchas veces esta tendencia no viene de la mano de malas intenciones, pero si acompañada de una falta de formación alarmante y es increíble la cantidad de insights que reciben estos entes que usualmente deforman la cultura.

Más que posible es necesario un renacimiento cultural desde las islas. Antes he enfatizado en la forma en que las islas defienden su identidad cultural, quizás se deba a la propia condición geográfica que nos impone este modo de ser tan aprehensivos de lo nuestro. No se trata de creer en el ser insular como un individuo superior, o que las islas tienen una cultura más sólida, me refiero más bien a la capacidad y las cualidades que serían tierra fértil para el renacimiento cultural desde la condición insular.


¿Cuál es su experiencia de diálogo y de convivencia entre creadores en el ámbito de su disciplina artística? ¿Qué papel considera que desempeñan las instituciones culturales del archipiélago? ¿Cuál podría ser su recomendación o aportación personal para mejorar la realidad cultural, artística y literaria de su entorno y de las islas? Muchas gracias

El dialogo entre diseñadores en Cuba ha sido siempre sobre la base del respeto, el intercambio y la fraternidad incluso de compartir contenidos. Coexistimos muy cercanos a los escritores, tanto que muchos diseñadores editoriales terminamos escribiendo, reseñando o presentando libros. Las instituciones culturales son la base, el soporte vital de la supervivencia de la cultura en general, el arte y la literatura. Sin el buen arte a las instituciones les cuesta sobrevivir, sin embargo, el arte supera la realidad institucional muchas veces. Es necesario fortalecer el papel de las instituciones culturales en Cuba, se muestra un escenario de opinión y creaciones artísticas muy diferentes con respecto a meses anteriores, es imprescindible aprender a convivir con las nuevas formas de expresión que no son las históricamente “aceptadas” por la política cultural cubana que amerita una apertura. Esta sería una forma efectiva de poder purgar malas prácticas en el escenario cultural y salvar lo mejor de nuestra identidad más allá de ideologías o pensamientos políticos diferentes que deben ser respetados como principio básico de la libertad de expresión.
Un modesto aporte ha sido fundar recientemente el periódico cultural en formato digital de mi pueblo. Arma de defensa cultural y rescate de tradiciones que llega con el nombre de Periódico Luz de Yara para crear puentes de intercambio socializando nuestra identidad y prácticas a través de la literatura y el arte.
Recomiendo mediante este hermoso proyecto de Trasdemar, estrechar lazos con esta iniciativa para fomentar una red de sedes en las diferentes islas de esta revista de literaturas insulares. De ese modo ampliar de forma más universal su alcance y la importante labor que significa para el arte y la literatura insular. En Cuba necesitamos una cátedra de diseño editorial, un país con tanta labor editorial precisa una enseñanza desde una institución rectora de este oficio. Puede ser un incentivo a crecer en este sentido tener una sede Trasdemar-Cuba para la diversificación del contenido literario de alta factura y pensar en ofrecer desde el proyecto una formación académica universal que incluya no solo las cuestiones del oficio de escribir sino además el desarrollo de ese contenido en soporte digital o impreso. Muchas gracias a este proyecto por la oportunidad de colaborar en lo que a mi juicio es el inicio de un nuevo renacer para la literatura insular.


Carlos Higinio Bruzón Viltres (Cuba, 1991) Diseñador editor, corrector, ilustrador, fotógrafo, periodista cultural y crítico gourmet. Graduado en Diseño Gráfico de la Escuela Superior de Artes Plásticas El Alba. Ha cursado estudios de comunicación y cultura organizacional, sistema de marketing, edición de textos científicos y ficción. Graduado del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, ha obtenido premios en eventos internacionales en fotografía de cultura gourmet. Es miembro del Registro Nacional de Diseño con reconocimientos por sus aportes al diseño gráfico de editorial. Ha trabajado con varias editoriales en Cuba, República Dominicana, Ecuador y España, con cerca de cien títulos diseñados, así como varias revistas y periódicos culturales. Fundador de publicaciones de corte periodístico cultural y diseñador de las primeras
publicaciones digitales en su localidad. Desarrollador de marcas para instituciones y múltiples campañas
de bien público para eventos de arte y literatura

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