
Presentamos en la Revista Trasdemar la serie de colaboraciones especiales en homenaje a Andrés Sánchez Robayna (1952-2025), el poeta y traductor David Guijosa Aeberhard desde Suecia comparte el texto “Todas las versiones de la belleza“, dedicado al profesor de la Universidad de La Laguna que dirigió el Taller de Traducción Literaria desde 1995 . La serie de homenaje está ilustrada con la fotografía de la serie dedicada a Andrés Sánchez Robayna, cortesía de Daniel Mordzinski
Tuve la fortuna de participar con mi traducción de varios poemas de los autores Lasse Söderberg y Tomas Tranströmer, que ese mismo año fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Trabajar en el taller, siendo mis traducciones el texto primario, fue una experiencia totalmente distinta desde el punto de vista metodológico, ya que la labor de traducir suele ser un trabajo bastante solitario. Pero la soledad que hasta ese momento era mi costumbre, en el taller, se convertía en una conversación abierta
DAVID GUIJOSA AEBERHARD
Sutil juego, compleja fórmula de química verbal
(de «alquimia del verbo», en suma), la traducción lograda.
Andrés Sánchez Robayna
Después de cambiar de rumbo totalmente y abandonar mis estudios de filología inglesa durante dos años para formarme como técnico de laboratorio fotográfico, finalmente volví a retomar la carrera para terminarla y cerrar un capítulo que parecía que no lograba escribir nunca su última página. Al volver a las aulas esta vez, también retomé con fuerza el contacto con mi idioma materno, el sueco. Siempre fue mi deseo original estudiar su literatura, su historia y su gramática, además de convertirme algún día en periodista, algo que no tuve la suerte de poder llevar a cabo en las universidades que estaban al alcance de la economía familiar. Estrechar de nuevo mi lazo con Suecia y su lengua fructificó, cuando ya terminaba la licenciatura, en el primer libro que firmaría como traductor, El Alba en Pedazos (Alhulia, 2007), una antología de poemas de la autora Anne-Marie Berglund, una poeta y narradora fundamental de las letras escandinavas.
Con aquel primer libro mi interés por la traducción creció y se asentó con firmeza. A su vez, en esa misma época traduje poemas del catalán, otro idioma presente en mi familia. Aquellas traducciones, de dos autores mallorquines, recibieron sendos accésits en los certámenes de la Facultad de Filología de la Universidad de La Laguna. Accésits que trajeron también una invitación a participar en el Taller de Traducción Literaria de la universidad, abriéndose así una puerta que aún hoy, después de los años, me trae gratos recuerdos y que me ofreció seguir mi formación como traductor, permitiéndome un acercamiento a los entresijos de la construcción del texto literario, el aspecto lúdico de la indagación filológica y la libertad intrínseca que reside en las contradicciones propias del trabajo de la traducción.
El Taller de Traducción Literaria de la Universidad de La Laguna se fundó 1995 en Tenerife de la mano de Andrés Sánchez Robayna, uno más de sus grandes proyectos dentro del mundo literario y académico. Se constituyó así un lugar en el que investigar y construir en grupo decenas de traducciones de textos, escogidos por su complejidad y belleza. Auspiciado por su fundador y por la labor de los integrantes del TTL (así se convertía el taller en acrónimo en las publicaciones), apareció el Boletín del Taller de Traducción Literaria y tres títulos publicados en la editorial Pre-Textos conteniendo cada uno una generosa colección de poemas traducidos como muestra del trabajo realizado en el taller: De Keats a Bonnefoy en 2010, Ars poetica. Versiones de poesía moderna en 2011 y Las llamas sobre el agua en 2016. Por otro lado, además de los títulos mencionados, verían la luz en editoriales de toda España decenas de traducciones colectivas o apoyadas por el grupo de trabajo del taller muchas obras importantes de la literatura universal.
El taller se componía en su base de un grupo más o menos fijo y luego a ese grupo se añadían una serie de colaboradores más esporádicos. Así entré yo al taller, como un colaborador puntual, primero escuchando y prestando atención al método y sus resultados; paso a paso aprendiendo la dinámica de trabajo y aportando mis comentarios ocasionales a las versiones que se iban manufacturando entre todos, siempre siguiendo la guía del traductor principal. Pasado un tiempo, se inició la preparación de un nuevo volumen que llevaría las muestras de las traducciones hechas en el taller hasta ese momento, estoy hablando del libro de 2011 antes mencionado, en el que tuve la fortuna de participar con mi traducción de varios poemas de los autores Lasse Söderberg y Tomas Tranströmer, que ese mismo año fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Trabajar en el taller, siendo mis traducciones el texto primario, fue una experiencia totalmente distinta desde el punto de vista metodológico, ya que la labor de traducir suele ser un trabajo bastante solitario. Pero la soledad que hasta ese momento era mi costumbre, en el taller, se convertía en una conversación abierta hacia una versión literaria que sería finalmente un producto colectivo, no solo de traducción, sino de creación. Una cultivo cuidadoso, siempre fértil.
Así, recuerdo bien como aprendí a escuchar los textos, leídos en voz alta para encontrar la música original y luego intentar transportar esa voz musical a las versiones traducidas. Observar cada pieza, cada morfema, cada color, cada línea trazada como un mapa vivo, una guía hacia la palabra adecuada. Los comentarios, las ideas intercambiadas, el tono amistoso y el conocimiento profundo de Andrés Sánchez Robayna y los participantes más veteranos, entre los que se encontraban otros tantos y tantas catedráticas y especialistas, fueron un lugar de aprendizaje, intercambio y absoluta generosidad intelectual. Fue una suerte poder coincidir con un coloso de la literatura como Andrés Sánchez Robayna y siempre le estaré agradecido a él y a los integrantes del taller por ofrecerme la posibilidad de aprender junto a ellos una forma distinta de apreciar y trabajar la traducción. Navegando juntos. En busca de todas las versiones de la belleza.
Vila i frid, professor. Bon viatge.
david guijosa (Suecia, 1981), ha publicado los libros de poemas Mnemósine (Idea, 2007), naufragar consistió en: (Alhulia, 2008), flygbiljetter (billetes de avión), perteneciente al libro Planeta Turista, Poesía Reunida (Amargord, 2014), volvemos en breve (Playa de Ákaba, 2017; reedición digital, Hora Antes, 2021), tiempo sin detener (Trea, 2018) y memory amb postals (en catalán, AdiA, 2021). Ha participado en varias antologías de poesía y prosa, de ellas destacan La Ciudad Soñada (Ed. Babylon, 2014), Oír ese río, (Ed. Charpentier, 2017) y Leyendo el turismo. Antología de ensayos y reseñas (Le Canarien, 2021). Ha colaborado con textos y traducciones en numerosas revistas, publicaciones y suplementos culturales de Europa y América en español y en otros idiomas. Del sueco al español ha traducido poesía para su publicación en libros, entre otros, a Anne-Marie Berglund, el El alba en pedazos (Alhulia, 2007), poemas de Tomas Tranströmer y Lasse Söderberg incluidos en Ars Poetica (Pre-textos, 2011), y de Matilda Södergran, Los Delirantes (Letraversal, 2022). Es fundador del proyecto Leyendo el Turismo, junto a Acerina Cruz y Samir Delgado con más de una década de trayectoria.