
Presentamos en la Revista Trasdemar la reseña del nuevo libro de nuestro colaborador Antonio Arroyo Silva (Santa Cruz de La Palma, 1957), titulado “En tu casa o en la mía” (Mercurio editorial, 2025) a cargo de la autora María Gutiérrez (El Rosario, Tenerife) Narradora, poeta y activista social, compartimos su reseña en nuestra sección “El invernadero” de literatura contemporánea de las islas
En el último libro, el más corto, el poeta convierte el volcán de Cumbre Vieja, al que observa desde Tajuya, en una vulva gigante lista para la penetración, y establece un paralelismo entre el placer sexual y el estallido de la tierra, la fuerza telúrica en fuego de orgasmo desbocado y, alejándose un poco del afecto, presenta alguna connotación negativa
MARÍA GUTIÉRREZ
La sexualidad, que hasta hace pocas décadas no se mencionaba o era pecado, define toda nuestra vida. Somos seres sexuados desde que nacemos hasta que morimos, aunque se manifiesta de manera diferente en cada edad, y esto lo dice la ciencia, la biología, antropología, los y las sexólogas… y lo viene diciendo desde hace más de cuarenta años el Colectivo Harimaguada. No es que, de repente, me haya iluminado…
Y lo mismo que la sexualidad es inherente a la vida, Antonio Arroyo Silva afirma, en el título del último poema de En tu casa o en la mía, Todos los poemas son eróticos.
Y es que la literatura erótica se muestra ya en los primeros textos encontrados en tablillas sumerias. Es anterior al judaísmo, al budismo, al cristianismo, al islam… a todas las religiones que vinieron a sofocarla, sobreviviendo a su pesar, y quizá gracias a su encono.
Aparece hace más de 6000 años en poemas de Enheduanna, una mujer, suma sacerdotisa sumeria, que es la primera persona considerada escritor/a, y que impregnó sus versos de un indudable carácter erótico. Las, los, invito a leer alguno de sus poemas…
El erotismo se hace presente en miles de textos de hombres y mujeres a lo largo de la historia de la literatura. En Safo, en el Cantar de los cantares, en el Kamasutra, El Decamerón o Juan de Yepes, que realiza un trabajo tan esmerado con el lenguaje que transforma en erótica la poesía espiritual…
Hasta todas las autoras y autores contemporáneos… y el cancionero popular, en las coplas que cantamos como polkas… hasta el perreo más vulgar… el erotismo está cada vez más presente y de manera más explícita, apelando a nuestra sexualidad.
En tu casa o en la mía está compuesto por tres libros: De amor y desmemoria, El dulce fruto de vivir y La vulva del volcán,
A pesar de que todo el poemario rezuma erotismo, el primer y el tercer libros arropan el frutero central. Antonio Arroyo Silva nos sirve una mesa en la que la sensualidad se viste de manjares y, aunque se trata de la temática de El dulce fruto de vivir, también en el primer libro, en algún momento, el poeta establece un paralelismo entre el placer sexual y la comida.
No morir, abasteciéndonos de viandas y de sexo.
En De amor y desmemoria, ese primer libro, encontramos los vínculos entre deseo, placer y afecto, la amalgama que lleva a el/la amante al séptimo cielo… Así dice en el primer poema,
(…) Espera lo total en cada acto
en cada roce, así hasta el dolor
para saber lo dulce que es vivir
cuando desaparezcas en el otro
y el otro en ti. Ya nada dolerá,
se detendrá el cielo
y caerá la lengua de los peces. (…)
Este fragmento encierra las características fundamentales que distinguen la poesía de Antonio Arroyo Silva -obsérvenlo con detenimiento ustedes mismos…-, y la intención no es hoy la de realizar un análisis exhaustivo de la misma, pero es bueno reconocer que, con todo y, nos guste más o menos, nos encontramos ante alta poesía.
En El dulce fruto de vivir, el libro intermedio, como dijimos, los poemas son las frutas del deseo, excusas de la pasión magistralmente expresada, y cuyos versos destilan erotismo licuando bocas y sexos.
En el último libro, el más corto, el poeta convierte el volcán de Cumbre Vieja, al que observa desde Tajuya, en una vulva gigante lista para la penetración, y establece un paralelismo entre el placer sexual y el estallido de la tierra, la fuerza telúrica en fuego de orgasmo desbocado y, alejándose un poco del afecto, presenta alguna connotación negativa. El placer devenido de un acontecimiento orográfico destructivo que también genera desazón y sentimientos encontrados. Así dicen dos versos del poema titulado Aspasia,
(…) Tanta devastación tiene el gozo;
tanto florecimiento, la tragedia. (…)
En tu casa o en la mía nos ofrece una orgía de versos, un banquete, una bacanal… Una segunda voz que apela a la amada/amante, en la mayor parte de los poemas y que distancia el yo poético del empalagamiento, extremo que es de agradecer. Los metros llegan cargados de imágenes y sensaciones… levantadas con los ladrillos de un léxico exquisitamente elegido, fijados por un dominio del lenguaje impecable y no menos delicado… Cómo el poeta combina las palabras, cómo construye cada estrofa… a base de metáforas, comparaciones, aliteraciones… su maravillosa capacidad para el encabalgamiento… Es interesante observar cómo muchos de los títulos del poemario vienen también encabalgados.
Pero de Antonio Arroyo Silva, un maestro en esta faena de la poesía, hay que destacar el ritmo, ese ritmo que la caracteriza y la distingue. Leemos un poema, cualquiera, y nos vamos deslizando por un tobogán a lo largo de preciosos endecasílabos, encadenados o no, con magistrales alejandrinos, y rotos, muchas veces y con una delicadeza asombrosa, por algún heptasílabo contundente. Creo que la marca del poeta viene dada por su manejo del metro y en cómo gestiona y distribuye las tónicas, cómo las dispone en el discurrir del verso.
Su poesía te embarga, te enamoras, y cada poema permea como una melodía, como música que se explica en sí misma y se va asentando adentro.
Son de destacar las citas, tan atinadas y hermosas, y la habilidad del poeta para, voy a decir reciclar, para recrear cualquier acontecimiento, historia, episodio… desde su mirada personal, adaptándolos, en cada momento, a las necesidades del poema, o convirtiéndolos en excusa para otros.
El libro contiene interesantes referencias mitológicas, anécdotas cultas y populares, personajes de la farándula y guiños a muchos poetas: Agustín Espinosa, Aleixandre, Neruda, Emeterio, Nicanor Parra…
Y a ese inmenso Catulo y su gran oxímoron, odi et amo, título que da Antonio Arroyo Silva a uno de los poemas, o ese otro como el nº 5 del gran poeta romano: Da mi basia mille, Dame mil besos. Escribe Catulo,
(…) Pero dame mil besos, luego cien,
después mil otra vez, y de nuevo cien,
luego otros mil aún, y luego cien…
Dame mil en cubitos de ozono, dice Antonio, apelando también a Lesbia, aquí y en otros dos o tres poemas.
Lean ustedes a solas En tu casa o en la mía, que leer poesía es un acto íntimo y personal y no se den el atracón, por favor. Uno a uno, cada poema, saboreándolos, porque tienen delate una vianda de exquisiteces.
Antonio Arroyo Silva
Nacido en Santa Cruz de La Palma en 1957, es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de la Laguna. Ha sido colaborador de revistas nacionales e internacionales. Ha publicado libros de poemas: Las metamorfosis, Esquina Paradise, Caballo de la luz, Symphonia, No dejes que el arquero, Sísifo Sol, Subirse a la luz. Antología esencial, 2014, (español-rumano), 2014, Poética de Esther Hughes, Mis íntimas enemistades, Ardentía, Fila cero, Bahía borinquen, Música para un arjé y Los círculos dorados. Las plaquettes Material de nube, Un paseo bajo los flamboyanes y La nada de arena. En ensayo, La palabra devagar (Idea-Aguere 2012). Está incluido en varias antologías. Ha participado en el Festival Internacional de Poesía Encuentro 3 Orillas, en el Homenaje de Poetas del Mundo a Miguel Hernández, en un encuentro de escritores alemanes e hispanohablantes en Berlín, “XX Cita en Berlín 2016”, en el Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico, etc. Ganador del “Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez 2018” por Las horas muertas. Actualmente pertenece a la Asociación de Escritoras y Escritores Palabra y verso.