“Pregón del baile del tiempo oscuro, con voz solista, coro e invitado” Por Daniel Bellón

En la Revista Trasdemar difundimos la creación literaria contemporánea de las islas

Presentamos en la Revista Trasdemar la nueva colaboración del autor Daniel Bellón (Cádiz, 1963) vive en Canarias desde los 14 años, donde ha desarrollado toda su actividad en el ámbito de la poesía, tanto como autor y editor (miembro de los equipos editoriales de La Calle de la Costa (1998- 2000) y de Cartonera Island ( 2012 hasta la fecha) con sus socios de siempre, Carlos Bruno y Ernesto Suárez). Sus dos últimos libros de poemas son “La balada de los drones y otros poemas de la Gran Transición” (2021, Ed. El Transbordador) y “Trilogía del temblor” (2019 Ed. Eolas) que reúne su obra desde 2006 a 2015. En el ámbito del ensayo: “El poeta en la ciudad digital + 50 aleatorios” (Cartonera Island, 2017) e “islas en la red, anotaciones sobre poesía en el mundo digital” (Ed. Idea 2005). Desde 2003 se le puede encontrar en su blog Islas en la Red: www.islasenlared.net.

Vi a Félix Francisco cantar a Led Zeppelin lanzando desde el Olimpo su disco de oro que vino a perderse entre las ruinas del último tsunami en Japón, las olas de Hokusai rompiendo blancas, radiantes, radioactivas

DANIEL BELLÓN

A todos desde el saludo automático, dijo mi amigo Carlos Bruno en 1982
A todas en la mirada frenética de quien lentamente se deshace, digo en 2022
A todes los que tendrán que elegir entre autodefensa y holocausto
en manos de las milicias negras, del ustacha eterno, del falange infinito, del iman
que habita en las pesadillas de los amantes, de las amantes, de les amantes.

No quiero a nadie fuera de la modesta onda expansiva del poema. Quisiera (ay) un decir
relampagueante que atravesara las entrañas, un poema que de verdad volara las cabezas.

CORO
Ya iríamos recogiendo los pedazos
Buscando un desorden aleatorio
Un saludo nuevo y promisorio
Que construya el país de los abrazos
Robótico. Automático. Extático. Místico.

VOZ
Se nos afiló la mirada en el roce abrasivo de las pantallas. Se nos aceró el gesto: un brillo de cuchilla de afeitar en los ojos que nos dejó imposibles: hablando el imposible lenguaje de madera del funeral funcionario. O aullando el lenguaje genocida del patriota.

Escuché el rumrum de los robots devorando la tierra 24/7 en su ritmo mortífero.

Vi los bloques crecer en medio del desierto, agujas envenenadas de las que hay que sacar la mierda en una caravana de camiones.

Vi a Félix Francisco cantar a Led Zeppelin lanzando desde el Olimpo su disco de oro que vino a perderse entre las ruinas del último tsunami en Japón, las olas de Hokusai rompiendo blancas, radiantes, radioactivas.

Pedro García Cabrera se alongó en la empalizada que rodeaba su barracón en el desierto, pensando un plan de fuga de la muerte y sus sistemáticos planificadores alemanes, de los gestores norteamericanos de sus redes sociales.

CORO

Sobre la turbulencia el avión baila, mantenemos la calma. No soltamos el cinto ni vamos al lavabo mientras todo se mueve. Cada cual consumido, olvidado se abre el nuevo ciclo de la ansiedad sin término llamado lo normal.

VOZ

Duermo con el murmullo de los jóvenes poetas cantando a su yo postadolescente precocinado y fácil (de masticar, de digerir, de cagar). Sueño que veo pasar el desfile otoñal de los obispos pederastas y arder las doradas cúpulas del Kremlin bajo el fuego amigo del General Invierno.

Las ciudades se hacen, se deshacen, se crean y destruyen. Y en el desierto periurbano (otra palabra administrativa para decir desolación) sus habitantes, vueltos nómadas, campamento sin base, tratan de recordar las viejas canciones del camino. Preguntan a los gitanos, pero no son capaces de llevar el compás. Ese ruido, amigo, no son palmas, déjalo.

Carlos anduvo buscando rastros del Blues en la ciudad de Atlanta, pero sólo unos poco viejos de largas melenas blancas sabían decir quiénes fueron los hermanos Allman.

CORO

Un robot compone su propia canción. Cuenta sílabas sin fallo, y rima. No sabe que está cantando, pero canta. Le pedimos a Dall-E2 que dibuje un cerdo pilotando un tanque que es una nave espacial atravesando un paisaje destruido. Ofrece modo foto, modo acuarela, o grafitti. Eliges, aquí lo tienes. Corre a registrar tus derechos sobre la ocurrencia como haría Dall-E Cero, nacido en Figueres, Girona, Avida Dollars.

Fuimos jinetes en la onda de shock de un antiguo futuro. Surfeamos valientes la tercera ola, y náufragos ahora dolemos por todas las íntimas heridas en un océano de botellas al mar y mensajes perdidos. Un mínimo detalle en términos Big Data.

VOZ
Se me caían los versos
de las manos.
No los recogía nadie
y era malsano,

porque ahí quedaban
sobre la acera
como colillas.

Como colillas, niña,
que tú mordiste
y en un fulgor de labios
los deshiciste.

Nada me queda,
los retira al descuido
la barrendera.

CORO

Cabalguemos la ola hacia el próximo rompiente. Suben los tipos de interés, crecen los precios al ritmo de las bombas. En nombre de la libertad te encarcelan, en nombre de la expresión libre te acosarán hasta que calles, en nombre de la familia te separarán de los tuyos, en nombre de la patria tendrás que exiliarte, marcado por la fatwa no tendrás dónde ir, en nombre de la cultura y los valores nacionales tendrás que hablar otro idioma, en nombre del amor cristiano te fusilarán.

VOZ

Yo soy o era un poeta en un país europeo.
Territorio con tantas cicatrices.

Rara es la localidad sin su batalla
O sin rastro de alguna
metódica matanza.

Yo pensaba que la letra había entrado
después de tanta sangre,
que estaba protegido del pogromo,
que las banderas eran para animar la grada
o para algún festivo más o menos solemne.

Yo creí-que yo pensé-que hasta que brotó pus
en Yugoslavia
y vi la mancha blanquecina
extenderse por el continente.

Nunca estamos a salvo
de los patriotas.

CORO Y VOZ:

Para que bailes te traigo este coro
cantando al miedo sentado a la mesa,
a la presión que en tus espaldas pesa,
yo también bailo, a veces, mientras lloro.

Da unos pasos de perro malherido,
apaleado hasta el dolor postrero.
Esto no se detiene, compañero,
esto arde como un fósforo prendido

que enciende nuestros miedos más oscuros.
Baila con lo que tengas, sé la sombra,
agua furtiva atravesando muros,

charquito vuelto que crece en penumbra
y resiste sequías, tiempos duros:
Baile escondido que la noche alumbra.

CIERRA GEORGE STEINER:
Pertenece a la naturaleza de la persecución que los cazados lleven la delantera.


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