“Sal” Un cuento de Antonieta Carmona

Antonieta Carmona Caso (Ciudad de México, 1973)

Presentamos en la Revista Trasdemar un cuento de la autora Antonieta Carmona Caso (Ciudad de México, 1973). Pedagoga y Maestra en Educación. Escritora desde hace diez años de cuentos poéticos, verso libre y ensayos académicos de pedagogía y psicología. Compartimos el cuento titulado “Sal” en nuestra sección “Continentes”.

El chillido de las gaviotas se oía lejano y a la distancia se veía el atardecer, no amarillo, sino la mezcla de un rojo y violeta que da el magenta, el color de la sangre.

ANTONIETA CARMONA

SAL


Sobre mi vida en esta isla podría contar muchas historias; sin embargo, me resisto a recordar, pues a veces las sombras que se ven en las callejuelas oscuras, con su olor nauseabundo a pescado podrido, forman parte de cada una de estas historias intrascendentes para muchos.
En cambio, recuerdo el día de mi liberación. Me sentía con miedo, pues hacía mucho que no tomaba el sol. Atrapado en aquella pequeña y tan calurosa celda, con las paredes de adobe que sudaban como si estuvieran vivas.
Yo había convencido al celador de que se apiadara de mi calvario, y me obsequiara las ramas secas de las palmeras que afuera se movían de un lado a otro como las olas del mar, con éstas me fabricaba una cama fresca y limpia que me aliviaba del olor a bochorno.
Cuando el ser humano se expone al encuentro desgarrador con la vida como en mi caso, la boca te sabe a sal, sal que arrastra la brisa.
Durante mi juventud estuve en varios lugares, algunos hoy todavía desconocidos para aquellos mozuelos arrogantes que se pasean por el malecón con un clavel rojo en la solapa del traje mientras fanfarronean, y no, no es que los haya visto, Rosita fue la que me platicó en su visita de cada mes, ¡esa Rosita!, ¡nunca faltó a verme!
Solo y encerrado tuve mucho tiempo para pensar. Recuerdo que la Rosita tenía mejillas coloradas y caderas anchas, pero en aquellos tiempos yo sólo tenía ojos para Perla; deslumbrante como su mismo nombre, con su piel dorada y sus labios nacarados, con cabellera abundante y roja como los arrecifes de coral que saqueábamos. Ella sí que me robaba el sueño con sus ojos entre miel y amarillos como de gato, que se me clavaban fuertes, fuertes y me provocaban un dolor en el vientre. Lueguito empezaba a temblar y sentía que el calor se me subía empapándome de sudor, un sudor que recorría mis brazos llenos de sal.
Siempre la encontraba al regreso de la pesca, cargando un tinajal que pa’ pronto lo llenaba de pescados que se volteaban de un lado a otro y que retorcían sus cuerpos de plata que destellaban al sol. La tinaja iba bien cargada en su hombro y el vestido corto y viejo color mostaza, mojado, untado al cuerpo se le hundía en el trasero. Verla, ¡era la gloria del desfogue para cualquier hombre fuerte y de la mar! Perla, la que me hacía sollozar y despertar jadeante en las madrugadas, se había ido.
Dicen que una mañana su cuerpo apareció ya muerto en los polvos de oro que hacía de arena la resaca, mientras las olas parecían acariciar con su ir y venir sus muslos entreabiertos y amoratados. La vida de la diosa se había extinguido, la reencarnación de la misma Afrodita nacida del semen marino de Urano castrado y vuelto a fertilizar en el gigante azul salado.
El chillido de las gaviotas se oía lejano y a la distancia se veía el atardecer, no amarillo, sino la mezcla de un rojo y violeta que da el magenta, el color de la sangre.
Enloquecido, no recordé nada, sólo el beso que en lunas pasadas habían saboreado nuestras bocas, sentí que ni la sal secaría esa herida; la noche pasó y mi dolor sólo lo escuchó el pantanoso manglar.
Nadie creerá esto, un gorrión ni siquiera oriundo me dijo de la tempestad convertida en diluvio de ron. Enloquecí hace treinta años, cuando por ser peligroso y enamorado me encerraron por ser un loco enfermo de amor que arrancó la Perla de la ostra, trayendo a mi vida la eterna sal.


Antonieta Carmona Caso (Ciudad de México, 1973) Pedagoga y Maestra en Educación. Escritora desde hace diez años de cuentos poéticos, verso libre y ensayos académicos de pedagogía y psicología. Ha participado en festivales literarios como el World Poetry Movement y De Amores y Otros Sabores. Desde hace 21 años se desempeña como docente de vocación y carrera, por lo que ha impartido clases en todos los niveles educativos desde nivel inicial hasta nivel superior. La literatura y las artes siempre son un eje didáctico fundamental por seguir, para lograr el aprendizaje significativo en cada ser humano. Está totalmente convencida de que la literatura y la escritura son el punto de partida para ir, entender y enfrentar cualquier lugar.

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