Reseña del libro “En la cúpula del aire” de José Orive, por José Miguel Junco

En la Revista Trasdemar difundimos la crítica literaria y el diálogo creativo en las islas
Portada del libro

Presentamos en la Revista Trasdemar la nueva reseña del libro “En la cúpula del aire” del autor José Orive (Las Palmas de Gran Canaria, 1950) a cargo de José Miguel Junco (Las Palmas de Gran Canaria,1951), poeta, Licenciado en Historia y en Filología Inglesa por la Universidad de La Laguna, colaborador de Trasdemar.

El poemario de José Orive ha sido publicado por Hamalgama-Ciberpress editorial, FarallónColección de Poesía, con primera edición en 2023, y ha sido presentado en Madrid y en Canarias. Incluimos la nueva aportación sobre la novedad editorial en nuestra sección de reseñas de literatura contemporánea de las islas.


Aunque En la cúpula del aire sea el primer poemario individual del autor, la raíz de sus inquietudes poéticas hay que buscarla allá por los años 70. En concreto fue en abril de 1970 cuando, formando parte de la llamada generación del Aula Magna, participó, junto con otros seis compañeros, en un recital que se celebró en dicha dependencia de la Universidad de La Laguna, y seis años más tarde en el Primer Congreso de Poesía Canaria celebrado otro mes de abril en el Ateneo de La Laguna.

Situándonos ahora propiamente en el contenido del libro, lo primero que llama nuestra atención, amén de su diseño, tan evocador como atractivo y dinámico, son los versos del poeta y psicólogo chileno Eduardo Llanos Melussa que parecen actuar como declaración de intenciones, que, en alguna medida se supone, asume el autor de En la cúpula del aire. Así, podemos leer en estos versos introductorios:

Líbranos de la poética del caracol:/alimentarse de hojas ajenas/en el microclima de un jardín/bañado por una luna señorial. /Ah, y lo peor, escribir con baba y arrastrándose.

En el poemario encontraremos al menos tres, o incluso cuatro, registros: un registro en el que predomina el lirismo: Diario, Tus labios, Amor a mar, Igual que ayer, entre otros, en el que se evoca al ser amado, ahora ausente, y, a través de versos irregulares y, en algunos casos, rimas parciales, se reviven, haciéndolas presente, vivencias en su momento compartidas y ahora añoradas. Se recurre a lo dialógico para “llamar la atención” de la persona interpelada, haciéndola reaparecer, que es una de las grandes virtudes de la poesía: actualizar lo ya transcurrido y hacerlo con una intensidad tal que la línea que separa los dos espacios temporales se difumina:

Aún tus labios/ sin ti me besan/ en frías noches de invierno… O bien: Amor a mar/el azul profundo/que me habla de ti/ en el horizonte de nubes/ donde habitas

Hay, en mi opinión, otro registro, que denominaría confesional y/o existencial, en el que se alude, con cierta melancolía, a un tiempo pasado de expectativas frustradas, incertidumbre y desazón. Tiempo que se evoca condicionado por imposiciones externas que dificultaban, cuando no directamente impedían, el libre desarrollo de la personalidad. Tiempo de miedo y de zozobra al que se opone la utopía, o un hipotético espacio donde se quiere vislumbrar cierto resquicio para la esperanza. Es el caso de Tiempo atrás, Entre el miedo y la esperanza, En el Laberinto o De pronto al alba, entre otros.

Un tercer registro lo encontramos en poemas en los que predomina lo épico: es el caso de Desencuentro en el que se recurre al versículo y se canta y cuenta la historia de un choque cultural, un avasallamiento con la consiguiente derrota en medio de la cual la dignidad se preserva y el deseo de trascendencia se hace patente.

Habría un cuarto registro en el que sobresalen la solidaridad y la denuncia. Sería el caso de Rosa del desierto, África o La casa común.

El poema final que da título al libro parece querer mostrarnos una línea imaginaria en la que se estaría jugando la partida, ya sea hacia la esperanza o hacia el vacío, sin que se insinúe que la decantación dependa del azar:

En la cúpula del aire/aquí te espero/ aquí te vivo/como si no hubiera/más aire que este sueño/ que respiro.

En la cúpula del aire se nos ofrece a los lectores una partitura lo suficientemente rica y cohesionada como para que podamos identificar, y en su caso identificarnos con los recursos que se plantean y se van reconociendo en el momento de adentrarse en el poemario y habitarlo. Haciéndolo, no solo se abre la posibilidad de ampliar nuestro campo de visión, sino que se confirma que el ciclo, desde su concepción por parte del autor hasta su interpretación por nosotros, los lectores, puede darse por terminado. Al menos provisionalmente.

En la cúpula del aire es, por tanto, reincorporación explícita al proceso creativo y al tiempo anuncio de continuidad que estamos seguros irá confirmándose en sucesivas entregas.


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