“El gimnasio de los rotos” o el dolor como luz y como faro. Por Rosa Silverio

Vera Moreno (Madrid, 1972)

Presentamos en la Revista Trasdemar una reseña de la autora dominicana Rosa Silverio, colaboradora de Trasdemar y residente en Madrid, sobre el libro “El gimnasio de los rotos” de Vera Moreno (Madrid, 1972) galardonado con el XVI Premio de Poesía César Simón de la Universitat de Valencia

“¿Qué nos propone la poeta con este texto? Que, pese al dolor, a las pérdidas, a los miembros perdidos, a la cotidianidad que nos mata, al trabajo injusto que se impone, pese a todas las cosas debemos creer en un mañana, confiar en un futuro mejor, porque la luna no está tan lejos y sólo nos hace falta voluntad, soltar todos los miedos y cantar, cantar siempre”

ROSA SILVERIO

Bertolt Brecht dijo que hay hombres que luchan un día y son buenos y que los que luchan toda la vida son los imprescindibles. Y yo digo que hay mujeres que luchan un día o toda su vida y cambian el mundo, lo iluminan todo. Mujeres que a través de sus actos convierten hasta la oscuridad en faro como lo hizo Alejandra Pizarnik, o mujeres que, desde la cotidianidad, la ironía y el humor se convierten en luz, como lo hiciera la gran Wislawa Zymborska. Entre estas mujeres se encuentra la poeta madrileña Vera Moreno, quien ha publicado el poemario La naranja entera (Amargord, 2016), ha sido traducida a varios idiomas e incluida en diversas antologías. Además, se alzó ganadora del XVI Premio César Simón, que organiza la Universidad de Valencia, con su emocionante poemario El gimnasio de los rotos, el cual ya fue publicado por la Editorial Denes y se encuentra en diferentes librerías del país. También puede adquirirse online.

Este poemario está dividido en tres partes: Nómadas sin retorno, Lo inesperado nos espera. El gimnasio de los rotos y El porvenir nómada. En cada una de estas partes la autora hace una propuesta personal sobre su visión de la realidad, del desencanto de la realidad hasta llegar al dolor normalizado del gimnasio y pasar por un porvenir que no sabemos qué promete, pero en el que hay que creer, confiar.

En Nómadas sin retorno todo es gris, oscuro, nos come la cotidianidad, la cotidianidad se come a los sueños y los sueños perecen en trenes, en la vida y el trabajo en Zürich, en lámparas que nadie ve o en la vida de miseria de los pilotos de Ryanair.

En el poema Una vida jodida, ella dice con tanto acierto y un malestar que se vislumbra, “dormir sentada/ dormir de pie/ dormir en el tren de ida/ dormir en el tren de vuelta”. También dice: “Una/ vida/ jodida/ vivir en Zürich para trabajar en un pequeño pueblo/ trabajar para vivir en Zürich”. ¿No os recuerda esto la situación que están viviendo miles y miles de españoles inmigrantes? Inmigrantes que ante la crisis han dejado la madre patria buscando una mejor vida, llegando a supuestos paraísos en donde deben partirse el lomo para poder llevar una vida “digna” porque en España ya esto es utopía.

Hay una especie de ceguera colectiva que Vera critica, un pesimismo enraizado en donde no se avista esperanza ninguna. Este mal del hombre y la mujer moderna es fuente de creación para la poeta, para construir el corpus de su poemario. Por ejemplo, en el poema The outsider vision, ella dice con acierto: “hay quien tiene una lámpara que mira/ a tantos que no ven/ y la sombra reconoce su luz”.

En la primera parte, el penúltimo poema, brinda un asomo de fe, cuando reza: “somos la palanca del mundo”. Y es que este poemario de Vera está lejos de ser total oscuridad. Es también un canto a la esperanza, aunque esta surja de la incertidumbre.

La segunda parte, está dedicada ya al gimnasio de los rotos, de los desvalidos, de los que sufren alguna dolencia física y van al “gimnasio” a paliar el dolor, a curarse, a volver a empezar, a retomar la vida. Esta es la sección más dolorosa del libro, la más sentida, pues estamos hablando de pacientes que van a rehabilitarse en busca de una cura o algo que los alivie. Moreno aborda esto con mucha sensibilidad y empatía, colocándose ella dentro del gimnasio de los rotos, siendo una más.

Y dice ella en el primer poema de este capítulo: “demos gracias por estar de visita en el gimnasio del dolor hasta mañana”. Es este lugar la panacea, el sitio de la esperanza al que todos los enfermos y enfermas dan las gracias de poder acceder para curar un brazo, un pie, un hombro, la espina dorsal o recuperar a través de postizos los miembros que se han perdido. Esto queda evidenciado en su poema Llegadas, en el que dice: “a la izquierda en el segundo pasillo/ bienvenida al gimnasio de los rotos/ aquí nos faltan brazos, pies, piernas/ lo que falta ya no duele/ se echa de menos y nos ponen una prótesis/ para transformar la nostalgia.”

Más adelante, en el poema Lo normal, Vera nos muestra cómo se normaliza el sufrimiento de los pacientes: “Paciencia, poco a poco/ si dolor se queda/ no pasa nada, ya nada pasará/ poco a poco/ siempre positivo, nunca negativo/ aburridos de la misma cantinela/ poco a poco, si dolor se queda/ es normal/ paciencia”.  Esto es lo que se da en el gimnasio de los rotos, la cotidianidad se impone, la conformidad se impone y se acepta el dolor como parte de la vida y, pese a él, ser positivo.

Casi al cerrar esta parte nos encontramos con el que a mi juicio es el poema más esperanzador. Se titula Instrucciones de vuelo y en una de sus estrofas dice “para volar a la luna/ hay que soltar los miedos, el dolor” y culmina diciendo “para estar en la luna,/ hay que cantarla/ hasta la madrugada/ y en pleno vuelo, confiar”. ¿Qué nos propone la poeta con este texto? Que, pese al dolor, a las pérdidas, a los miembros perdidos, a la cotidianidad que nos mata, al trabajo injusto que se impone, pese a todas las cosas debemos creer en un mañana, confiar en un futuro mejor, porque la luna no está tan lejos y sólo nos hace falta voluntad, soltar todos los miedos y cantar, cantar siempre.

En la última parte, El porvenir nómada, Vera invoca un futuro incierto, pero que es el que ella entiende que nos corresponde. Un futuro de metas sin cumplir, de heridas sangrantes, de desaprender para aprender, un futuro que puede mejorar cuando creamos. En esta sección como en la anterior aparecen unos poemas que aluden a la más preclara modernidad de Nicanor Parra cuando deconstruía el poema en el papel, jugaba con los espacios y las formas para crear musicalidades. En el libro Moreno también emplea el recurso de la onomatopeya con lo que consigue crear juegos sonoros que el lector aprehende y siente, como en su poema La carnicera (presto).

En definitiva, El gimnasio de los rotos de Vera Moreno es un libro que arriesga, un poemario sentido y dolido, pero también esperanzador. Estamos ante una poeta que no puede ser encasillada en lo más rancio de lo clásico, pero tampoco en esa cursilería moderna que se impone hoy día. Lo que quiero decir es que esta escritora tiene madera y esa madera arde provocando una gran fogata. Ella logra llevarnos a su terreno y hacernos sentir la magia de sus textos, el desborde y la desembocadura, el enardecimiento y la calma, la lucha y la paz, pero sobre todo la fe porque para volar a la luna hace falta mucha.


Rosa Silverio (Santiago de los Caballeros, 1978). Periodista y escritora. Reside en Madrid, España. Ha publicado los poemarios De vuelta a casa (2002), Desnuda (2005), Rosa íntima (2007), Arma Letal (2012), Matar al padre (2014), Poemas tristes para días de lluvia (2016), Mujer de lámpara encendida (2016), Invención de la locura (2017), Invenzione della follia (2018), la antología Antes de Madrid (2019) y la plaquette bilingüe Rotura del tiempo / Broken time (2012). Además, publicó el libro de relatos A los delincuentes hay que matarlos (2012), editó la antología No creo que yo esté aquí de más. Antología de poetas dominicanas 1932-1987 (2018) y coeditó En el mismo Trayecto del sol. Poesía dominicana 1894-1984 (2019) junto a Plinio Chahín. Sus cuentos y poemas aparecen en diversas antologías y han sido publicados por revistas y suplementos culturales de diversos países. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués y catalán. Ha recibido varios premios importantes, entre ellos el de Vencedora Absoluta del Premio Nosside de Poesía de Italia, el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña y el Premio Letras de Ultramar de Poesía.

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