Presentamos en la Revista Trasdemar una selección poética de nuestro colaborador Manuel Alejandro Ceballos (Toluca, México) a quien damos la bienvenida. Escritor y promotor cultural, estudió en la Universidad de Guadalajara. Director del proyecto editorial Literatelia y de las revistas de divulgación literaria Galerías del Alma, Radio Pavana, Ars poética 1970, y Gaceta literaria de la Terrible Presencia, así como del Festival Internacional de Poesía México. Es autor del poemario Réquiem colectivo (Don Juan de Amiel, Perú, 2018), Ciudad de primavera (Literatelia, México, 2019), Temporada de Aves (Incendio Plaquettes, Guatemala, 2021) y En la oscuridad del tálamo (Convergencia, Bolivia, 2023). En dramaturgia publicó A las puertas del convento San José | Amantes de diligencias (Vocalibus, México, 2019). Ha participado en Festivales y ferias del libro de México, Centroamérica y Sudamérica. Ganó el Premio Municipal de la Juventud Toluca por su labor social como gestor cultural en 2017. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, uzbeko y a varias lenguas nacionales de México. Parte de su obra se encuentra publicada en revistas literarias de América Latina.
Sueño de altamar
A una tal Ana
Luego de tu ausencia en el aire desciendo al manantial imaginario. —En el agua aparece un placebo que se absorbe por las branquias de una fiera y su anosmia delira sobre tu pureza. Me adentro a hurtadillas al naufragio con las manos y pies que no dejan huella. Más al fondo, donde busco te llamo y aparece un metal en el pecho. Se rompen mis tímpanos. Y con el oficio previo de revelarse la verdad sobre el espejismo espero la confirmación: —Parece que te ahogas—, me dice el canto en boca de una sirena con la cartografía de tu cuerpo mostrándola al intruso en la lontananza de mi sueño en altamar. (De En la oscuridad del tálamo, ed. Convergencia, Bolivia, 2023)
Naufragio
De ahí eres, de donde el viento no lleva mi plegaria. Se quie- bra mi lengua con la sed que puebla estas grietas. Mis puños enfermos ya no se mueven ni es suficiente el grito que alienta este barco al garete, pues ha de tenerse agua para que bogue. (De En la oscuridad del tálamo, ed. Convergencia, Bolivia, 2023)
Náufrago en un sitio inhabitable
A una tal Ana
I Entendí el martirio de no pronunciarte: un torrente, mi habitación y el polvo. Me intimida el enmudecimiento. Me ahogo, con la memoria estéril en la isla invisible, me ensimismo, zozobrando en los muñones del presente. Despierto con el estómago purgado por una náusea, creciente, voraz, infinita. Un monstruo se alimentó del útero donde se gestaban los sueños. II La piedra ha reventado el cristal en mi pecho, Suena una alarma de emergencia, mi anatomía se transfigura en ave y convulsiono tras la trampa cuando encierras para no [marcharme —Tal vez la intervención divina sea un rito afónico e inoperante. La pérdida: un barco volcándose en altamar encontró el futuro en las profundidades. ¿Cómo encontré el puerto por el que llego, donde sólo yo soy yo bienvenido? En la orilla, la espuma es un padecimiento, es la pureza que se contaminó la humedad que se vuelve herrumbre. Es el mar lastimero que construye un muro donde el ahogo es una caída irreversible y mortal. El reino, el que convulsiona, el que me entrega a mar abierto, y desembarca omnipresente: son nuestros nombres que se borran. Es el abismo de la sentencia, es el fuego de esta guerra que apunta contra mi vista, es el delirio que prevalece. Hubo señales extranjeras de nuestra derrota colectiva: el infinito desmantelado y un sitio inhabitable, el fruto enfermo de perderte. (De En la oscuridad del tálamo, ed. Convergencia, Bolivia, 2023)