Presentamos en la revista Trasdemar una selección de poemas del autor Rodolfo Häsler, nacido en 1958 en Santiago de Cuba, desde los diez años reside en Barcelona. Estudió Letras en la universidad de Lausanne, Suiza.
ORFISMO
De las tinieblas de la casa inferior,
una figura llena de majestad ascenderá por un momento,
en cuerpo de diosa, acaso una heroína.
No es seguro cuál sea su destino,
presa de amor, bajo el peso de sus faltas,
en el fuego de la lira, Eurídice,
la amada de Orfeo que vive en el infierno.
Descansa la doncella elegida con los pies descalzos
y el vestido holgado cae en numerosos pliegues.
El movimiento apresurado de la cabeza
puede quizás indicar que acaba de llegarle la noticia,
en la oscuridad más completa,
de mi requerimiento.
SOUK-EL-HAMRA
Si hubiese creado el mundo abigarrado
y alguien me exigiese cuentas por ello,
lo llevaría a oler la fruta aplastada en el suelo.
Desde el inicio tenía la certeza de que las hormigas
recorrían continuamente mis piernas, decididas,
como luna inmóvil en el recuadro de la plaza.
La mancha verde del gomero, por encima de la puerta,
hundida en la sombra, es testigo de mis visitas,
y el joven que soñaba con el cansancio de sus amantes,
regateando a gritos, como mercadería,
es vendido ante mis ojos en la impiedad de un gesto,
casi pornografía.
Qué alivio que esos aburridos europeos
hayan dejado de fotografiar la mezquita del viernes.
Metamorfosis de la vida,
así nombro lo que los muros atesoran,
pues una vez conoces el precio de las manzanas en el zoco
y qué dátiles transparentan la luz,
no hay ya modo de olvidar
ni razón para exaltar mayor encantamiento.
VISIÓN DEL PASTROUDIS
A Manuel Forcano, en Alejandría
No queda apenas nada dulce sobre la mesa
o multiplicado en el vacío de los espejos,
la atención del camarero es todavía más oscura
de lo que la realidad puede tolerar,
pasan las horas y nada se mueve en el establecimiento,
sólo en la terraza se vuelve insoportable el color azul
y la aspereza del salitre se propone perderte.
Mastica la carroña que tanto te nutre
y que un viejo arrincona en la esquina del inmueble.
Todo por el precio de un pensamiento.
El evangelio de la misericordia está en tus manos
para poder encarar tanta ruina, el cambio de nombre
de las calles, el letrero que ennegrece un alfa y un omega
y una dirección donde apenas se ve.
No queda nada azucarado sobre el velador,
derrotado presente que huye en la distancia,
no busques nada, no observes, no intrigues más,
arriba se balancea el recuerdo, el cuerpo desolado
que baja en una nube. Su sombra te está esperando.
PAGINA CUATRO: JUEVES. EL CUERPO
como si yo no existiese, como si hubiese muerto por adelantado
Blanca Wiethüchter
Hay un cuerpo que asiste a su devastación.
Un olor a carne y a vísceras que se exponen a la curiosidad
como si nada existiese, no mancharás,
dice la sangre que gotea lenta, cuajándose
en una galaxia que ilumina la pared del Copan.
La pupila es azul, o puede que verde veneciano,
y pide algo, correr, un pensamiento estoico, corriendo,
lo deja a su voluntad el cuerpo que huye por la pared
en su carne maltrecha. Un cadáver tendido como si nada
y un prodigio que se presenta y dice: azul.
Dónde duerme hoy la urraca, o es mi perro, repite su nombre,
negro y blanco y azul. Azul. El cuerpo que cae
y la nada adelantándose a la muerte
una llamarada.
DEVASTACIÓN DEL HOTEL PACKARD
Las coordenadas marcan un punto
sobre un mapamundi arrugado,
hay que insistir, dice el que siempre recuerda,
hay que golpear el picaporte, pasar
el umbral de la ciudad difunta,
lo que el descuido arrasó
va y se convierte en adorno,
una construcción inclinada
que conserva su color amarillo,
la palabra inquietud no es suficiente
y resbala por el lomo de un libro
del poeta remendón
Lorenzo García Vega: Devastación del hotel San Luis,
una babosa se acurruca en su textilandia
para contar lo inesperado,
pero nunca aceptarías, por eso te vas,
te agota tanta promiscuidad,
es posible trepar a un gran árbol
y chapurrear la lengua de un pájaro,
el hotel es hambre y devastación
donde escupir la esponja de la sed,
tontear frente al hocico del lobo,
lengua de lobo, la lengua feroz
encerrada en una cajita,
en una gaveta de escritorio
en mi habitación del hotel Packard,
pero no conviene forzar la voz,
sobran palabras,
balbucear, silencio,
bienvenido seas
a cualquier lugar.
UNA LIBRERÍA EN VILLA CRESPO
para Leandro Asoli
Cuando digo luz
saltan sapos de las páginas
de un libro,
digo luz y cae un ruiseñor
entre dos puntos,
una página abierta al azar
y un verso donde declina la tarde,
digo horas de lectura,
una marea,
una distracción
se amarra al tiempo,
detener la vida
en el párrafo exacto,
pero no hay forma de frenar
la curiosidad,
te acercas a los estantes
y te descubres buscando,
pero es imposible elegir,
no hay forma de despejar
el camino,
hay un lomo dorado
y el destino se funde en la retina,
allí estoy,
allí vivo,
cinco páginas más allá
entre comillas ardientes.
Rodolfo Häsler nació en 1958 en Santiago de Cuba y desde los diez años reside en Barcelona. Estudió Letras en la universidad de Lausanne, Suiza. Tiene publicados los siguientes libros:
Poemas de arena (Editorial E.R., Barcelona, 1982), Tratado de licantropía (Editorial Endymión, Madrid, 1988), Elleife (Editorial El Bardo, Barcelona, 1993 y Editorial Polibea, Madrid, 2018, premio Aula de Poesía de Barcelona), De la belleza del puro pensamiento (Editorial El Bardo, Barcelona, 1997, beca de la Oscar Cintas Foundation de Nueva York), Poemas de la rue de Zurich (Miguel Gómez Ediciones, Málaga, 2000), Paisaje, tiempo azul (Editorial Aldus, Ciudad de México, 2001), Cabeza de ébano (Ediciones Igitur, Barcelona, 2007 y Ediciones El Quirófano, Guayaquil, 2014), Diario de la urraca (Huerga y Fierro Editores, Madrid, Editorial Mangos de Hacha, Ciudad de México, y Kálathos Ediciones, Caracas, 2013) y Lengua de lobo (Hiperión, Madrid, 2019, XII premio internacional de poesía Claudio Rodríguez).