“Porque desde dónde se escribe” Poemas de Cristina R. Court

Fotografía de la autora (Imagen: Nacho González)

Desde la Revista Trasdemar presentamos una selección poética de nuestra colaboradora Cristina R. Court (Las Palmas de Gran Canaria) Ensayista, narradora y poeta. Vinculada al mundo profesional de la museología, comunicación, literatura, crítica de arte y biblioteconomía. Licenciada en Filosofía Pura y Periodismo. Trabajó en medios audiovisuales y escritos de Canarias, como TVE, RNE, Canarias 7 y La Provincia, además de la coordinación del Laboratorio de Investigación del Centro Atlántico de Arte Moderno-CAAM. Compartimos una muestra de su obra poética, del libro “La séptima vida” (Editorial Verbum, 1995) en nuestra sección “El invernadero” de literatura contemporánea de las islas

Porque desde dónde se escribe.

Desde la existencia, a más hermosa, más feroz

CRISTINA R. COURT

Pásame un trago

Yo tuve un amigo que ya había muerto todas las muertes.
Por eso en su última agonía logró tan sólo decir,
—pásame un trago.

Le gustaba el Glenfiddich, espléndido whisky escocés de malta
que te va aniquilando con duende y abisal vuelo.
Últimas palabras vinculadas a la lógica del desapego,
—pásame un trago.

—Envejecer es un asombro -, solía relatarme.
Asombro de vivir aún.
De estar aquí contigo ahora en el Waldorf Astoria
narrándote mi propio desahucio,
esta lucidez de la consumación,
el desplome.

—No me demandes vehemencia, vastedad, anhelo.
Soy un emisario del tedio físico por el propio talento.
El entusiasmo minado,
esta tibia locura de la dolencia de ser.
Un cuento triste que se baila con la determinación dúctil del tango.

—Pásame un trago—,
como si uno supiera que ese postrero fuego en la garganta,
cerrara el bucle de una suave respiración
para ya por fin,
no ser.


Ladrando como un póstumo

Me he robado a mí misma
los años de excedencia
que concede el futuro.

Aquí y ahora herida de muerte,
con el entusiasmo minado,
trazo un precario mapa imaginario,
que ya no cuenta apenas
con el tiempo que nos queda.

Aquí y ahora ladrando como un póstumo,
confieso mi pertenencia
a la tribu de los calígrafos,
ese club de los Faltos de Cariño.


Palabras para Póstumo

A estas alturas ya sabemos
que somos todas nuestras vidas.
Una suerte de destilación del tiempo y la memoria.
Las escalas de una mirada interior de supervivencia.
La celebración del vínculo con el otro.
Restos de naufragios de la dicha y su privación.
Somos el intervalo que nos queda
y somos también lo que hemos perdido.

Pero como sucede en la ontología del flamenco,
desde una secreta alegría del dolor trascendido.
Deudores de una extravagancia que se propone
como un desafío y una delicadeza.

Entonces, amigo Póstumo, tú que has emprendido la travesía
con criaturas averiadas, flotantes, dichosas, devastadas y tantas otras islas,
también te alzas sobre la pesadez del mundo
como si uno estuviera “a punto de ser abatido”.

Porque desde dónde se escribe.
Desde la existencia, a más hermosa, más feroz.
Desde ese suplemento de alma que te permite ofrecer
una copa a los muertos.
Un archivo de lo indecible, archivo de mudanzas y de esta vida todavía.

Por todo ello, te deseo entusiasmo y fervor intactos.
Plenitud, lucidez y templanza,
por fin una palabra que acaso defina una vida.
Su voz interior.


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