Presentamos en la Revista Trasdemar una selección poética de nuestro colaborador Mario García Álvarez (Chaitén, Chile, 1964) Poeta residente en el archipiélago de Chiloé, es profesor de Estado en castellano y Filosofía (ULS), Dr. en Ciencias Humanas c/m en Discurso y Cultura (UACh). Desde temprana edad integró el Taller Literario “Aumen” de Castro, es autor de los libros “Poemas In-púbicos” (Ed. Barba de Palo, 1995. Valdivia, 2da. Edición Ventana Abierta, Santiago 2008), “(Des)Pliegues de Papel y Follaje” (Eds. Barba de Palo, 1995 Valdivia, Chile. Andesgraund Ediciones 2021, en 2da. edición) y del poemario “Los Palafitos… Del Paisaje” (Ed. Aumen, Valdivia, 2000. Mago Editores 2019) Parte de su producción literaria se ha traducido y publicado en italiano, portugués, inglés y búlgaro. Y textos suyos han sido publicado en revistas nacionales y extranjeras de poesía como “Aumen”, “La Gota Pura”, “Simpson 7”, “Pewma”(Temuco), “Rayentru”, “La Servilleta de Papel”, “Hispanorama”, “Tela de Rayón” y Textos (EE.UU), así como en antologías como: “15 Poetas desde el Agua/lluvia” (El Kultrun, Valdivia, 1993), “Zonas de Emergencia – Poesía – Crítica. Poetas Jóvenes de la X Región” (Paginadura Eds. Valdivia, 1994), “Abrazo Austral: Poesía del Sur de Argentina y Chile” (Eds. del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, Buenos Aires, año 2000), “Anaconda” (antología de Poetas Americanos, en italiano), “Carne Fresca, poesía chilena reciente” (Desierto, 2002, México) “Fin de Siglo, nueva poesía chilena de los 80” (Editorial Ventana Abierta, Santiago, 2009), “Poesía Chilena Desclasificada” (1973-1990) Vol. 1. (Editorial Étnica, Santiago 2006) y “Antología de poesía chilena” (Mago editores, 2018)
INTEMPERIE Al llegar la vejez, por encima de la ciudad y las luces, entonamos canciones funerarias sobre las hojas nuevas y los imaginados árboles, nuestro canto se confunde con las noches que arrastran cadenas y llantos de niños muertos. De alguna parte viene siempre la vejez como el viento que trae olor a caballo mojado y muerto. La luna queda flotando por encima de la vejez y la muerte de este caballo blanco que se va hinchando de estrellas y lluvias con el viento. Entonamos canciones funerarias cuando desde lejos llega la vejez a instalarse en nuestros muebles y el bosque: acomodados en la ventana y los imaginados árboles vemos pasar la luna con la muerte del caballo blanco en la espalda, y recordamos nuestros primeros pasos erectos en la desnudez del cielo, cuando las palabras giraban como peces en el río o simplemente células perdidas en la caverna. Volvemos a correr por las imaginadas praderas en busca del mamut que nos dará calor y carne, soñamos nuevamente con nuestras anónimas cacerías al sentir que la muerte ronda por los rincones del follaje y la luna, cantamos, y las palabras se van quedando sin saliva: Somos carne cruda que canta y envejece en su canto. En medio del bosque sin luces ya no podemos contemplar el crecimiento de nuestros imaginados árboles Sólo atinamos a entonar canciones funerarias al ver que la luna pasa con la muerte del caballo. En medio del bosque, sólo nosotros escuchamos nuestro canto. Del libro (Des) Pliegues de Papel y Follaje, 1995
Sembraremos nuestras casas en el mar que es tierra fértil y líquida. Aquí habrán de crecer nuestras raíces juntaránse con las manos de los muertos que siguen arrastrados por las tormentas de viento y humo, que les amanecieron, serán estos muertos los eternos habitantes de las paredes iluminados por las velas, Serán éstos los náufragos intangibles, invisiblemente manchados de sal blanca como la esperanza; Serán estos cuerpos de madera, estos pilotes mojados enterrados en la orilla de la historia los únicos puentes que soportarán las otras lluvias y el peso y la llegada de las muchedumbres solitarias que sólo podrán ver nuestras máscaras agitándose en los ojos negros del viento en medio de un sol lleno de algas...
(paisaje de tejuela y zinc)
A veces viene la muerte
a esclarecernos los ojos
y a mostrarnos la madera
de la que estamos hechos,
descubrimos entonces
que detrás de los ángeles tejidos a crochet
sólo con magia hemos cubierto
nuestras miserias y encendido el farol de nuestros pechos,
esta ha sido la luz o las luces
a las que parejas enamoradas encomiendan
sus deseos y sueños en la punta de Ten-Ten.
Sólo la magia nos ha hecho resistentes al olvido
y al picotazo del alfiler que de vez en cuando
sentimos clavarse en nuestra espalda,
con magia hemos lamidos nuestras heridas
e invertidos las constantes derrotas.
Sólo la magia y las palabras
o las palabras y la magia
que suben y bajan en las gargantas
como las mareas o las corrientes
en nuestros cuerpos flotando en la orilla
porque el gusano igual no más ha penetrado
hasta los solitarios huesos del alma
y sólo la muerte ha venido
a esclarecernos los ojos.
Del libro Los Palafitos…Del paisaje, 2000
IN ACTU La acaricio la toco la desnudo la sumerjo la beso la derrito la deslizo la levanto se despierta me despierta, la noche es una vela encendida, una lengua agitándose en el viento y en los labios me retiro y la dejo con las ganas. Del libro Poemas In-Púbicos, 2000
IMITACIÓN A NARCISO
I
El amor está en el pubis,
en los dedos que acarician la floresta
y el estrecho espacio de tu carne palpitando
en las mismas caricias.
Desde la tristeza viene el amor
lleno de sal y saliva
como este dedo que baja
y sube
en el deslizante espacio de tu carne.
El amor siempre ha sido cueva, árbol,
follaje,
penetrando hasta las raíces mismas
del gusano,
allí donde el amor se derrumba
en sus propios huesos,
como una explosión de carne
dentro de la carne.
Abrazamos el amor
en imaginados besos y abrazos
para caer y no caer
blandamente en el abismo agitándose
en el viento.
II
Como el poeta en la página
acaricia la palabra muslo,
labio,
clítoris (que faltaba en estos versos),
cree el hombre tocar a la mujer
y la mujer al hombre,
como el poeta al poema,
y cada cual se besa a sí mismo
en los labios del otro,
cada cual se roza a sí mismo
en la piel del otro que ama
la imagen creada por sus propios ojos.
Así como el poeta se ama a sí mismo en el poema
y en la superficie de la letra,
así el hombre, la mujer
acarician el propio sueño imaginado en sus ojos
y cada uno ama el amor
que para sí mismo ha creado
en su propio espejo.
III
Si yo te amara
como a mí mismo amo
o Tú me amaras
como yo te amo,
nadie nos amaría más
que yo
RESACA (estamos todos bien)
Hay amigos míos que han vomitado hasta morir otros siguen estrictos tratamientos unos cuantos naufragaron y de otros ya no quiero hablar somos pocos muy pocos –digo-, casi, ya no somos, –lo sabemos- y hay gente que no nos quiere allá afuera.
Inédito
Libros de Mario García Álvarez