“La transparencia” Poemas de Juan Casillas

Juan Casillas Álvarez (Puerto Rico)

Presentamos en la revista Trasdemar una muestra poética del autor Juan Casillas Álvarez (Las Piedras, Puerto Rico) poeta y novelista, estudió en la Universidad de Puerto Rico las disciplinas de Historia y Literatura, especializándose en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. “Lugar Profano” (2015) es su primer libro


LA TRANSPARENCIA

Hay transparencia de colores,
son verdes y azules algunos ojos.
Hay trasparencias espesas
como el aceite y la sangre.
Hay transparencias con peces
en la inmensidad del océano.
Hay espinas transparentes en un jardín.
La misma tierra es transparencia
de plantas y árboles que la adornan.
Hay transparencias que son perfumes.
El barro cocido huele a transparencia.
Después de una puesta de sol, la tormenta
trae brutales transparencias.
Y la piedra insensible es dura transparencia.
Dejamos un poco de transparencia
en cada puerto que visitamos.
La transparencia que se me acerca
es lenta y desnuda. La vida dormida
aun respira transparencia. El accidente
de la mirada es una transparencia de la forma.
La amistad es la transparencia
que más me conmueve.
En cambio, las preocupaciones
y la autoridad desfiguran la transparencia.
El deseo es transparencia,
es clara contemplación.
El hambre y la desesperación son transparencias.
El corazón sin nostalgia carece de transparencia.
Prefiero la transparencia de los mosquitos,
detesto la que veo en los gatos.
Limpiar cristales no me interesa para nada.
Prefiero la trasparencia que oculta. Es más interesante.
La pornografía es fácil transparencia.
Cuando jugamos con la transparencia de Dios,
rinde frutos terrenales.
De las profecías me tienen sin cuidado su transparencia,
mientras no sepamos porque se oculta el alma.
El cadáver es la transparencia de la muerte.
Veo que la traición es un golpe a la trasparencia.
Mientras que el beso predecible ofende a la transparencia.
Me entristece la transparencia
orgullosa, pulida y victoriosa.
El epígrafe es el vicio de la transparencia.
En cambio el jazz es una improvisación
de la transparencia.
Se habla mucho de la transparencia
pero ella es tan sencilla como un abrazo.
Enseñar con anhelos es transparencia.
No reclamo para mí la transparencia del amor.
Vivir, uno a uno, es humana transparencia.
Yo he escuchado preguntas transparentes
en los agitados foros estridentes.
Hay textos, procesos, presupuestos,
que se saltan la transparencia.
Nacer disfruta de cautelosa transparencia.
Hay transparencia en la ternura de los niños.
Y la transparencia en la vejez proviene
de aquella transparente juventud
que cuido la esperanza venidera.
Las cosas pequeñas poseen infinitas
transparencias, y cuando hay extremos,
el punto medio es la transparencia.
Y el regalo de la memoria
es alegre transparencia.
Por mi parte, me toca a mí descubrir
la transparencia de mi muro.


EL VIRUS

Me he levantado sin mascarilla,
con el hervidero doblegado.
He visto en mis brazos
la colgadura de cueros.
Me he puesto de pie
con los ojos hundidos,
casi era cadáver.
Fue dura la oscuridad
metido en la seca bodega.
Dura fue la respiración,`
dura la amistad suspendida
y la embriagues saltando diques
invisibles con el poder
de las lágrimas
de mis hijas preocupadas.
Así de atractiva es la muerte,
padecí claudicaciones. El virus,
el veneno de Sócrates,
me convidaba a hablar
de ladronas alucinaciones.
El virus desgarraba algo fatal
que enamoraba la vida.
Y el cuerpo triste y rebajado
tropezaba con una arteria enterrada
que me hacia bajar la guardia.
Un poco más allá de mi ventana
escuché voces en la calle.
Y sentí los poros y sus pliegues,
y una vez más me dieron el aire y el día.
Así mi débil voluntad se puso de pie,
toda enhebrada con las sobras del virus.
La peste me dejó el dolor
de olvidarla y de imaginar que mi destino
estaba de mi lado otra vez.


Del libro “Punto de piedad” (Inédito)

9

Punto de piedad,
no hago preguntas.
Y vivo las dudas
porque me duele
el presente.

28

Punto de piedad,
cuando llegue
la tormenta
ata tu nave
a mis rodillas.

206

Punto de piedad,
es preciosa la sangre
de los que aman mucho.
Y son amenas
las horas de la vida
de quien favorece
el amor feliz
de los otros.

236

Punto de piedad,
la mujer de Nigeria
acertó que yo era
puertorriqueño
porque sabía,
sin conocerme,
que era un intimista.
En otras palabras
que era un amigo.


Juan Casillas Álvarez (Las Piedras, Puerto Rico), poeta y novelista, ha ejercido la docencia en Cambridge Rindge and Latin School. Su libro “Lugar Profano” (2015) es su primer título de poesía. Estudió en la Universidad de Puerto Rico las disciplinas de Historia y Literatura, especializándose en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, además de terminar su Maestría en historia comparada por la Universidad de Connecticut. También ha cursado estudios en la Universidad de Harvard. Ha dedicado buena parte de su vida a la enseñanza en las escuelas públicas de Boston y Cambridge en Massachussets.

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