Presentamos en la Revista Trasdemar una selección poética de la autora Olga Cárdenas (Chiloé) a quien damos la bienvenida en nuestra Revista. La muestra literaria de la escritora nacida en la isla de Quinchao ha sido preparada por nuestra directora, Maribel Lacave. Compartimos la selección poética en nuestra sección “Telémaco” de literatura contemporánea de las islas
La poeta del mestizaje insular
Olga Cárdenas es integrante de una de las organizaciones emblemáticas de resistencia cultural a la dictadura chilena, el Taller literario AUMEN, ha recorrido la geografía de las islas recitando sus poemas y participando en numerosos eventos nacionales e internacionales. Co-organizadora de los Encuentros de Poetisas de Chiloé y de los Encuentros Internacionales de Poetas Insurgentes. Incluida en numerosas antologías, sus poemas han sido musicalizados por diversos compositores chilenos. Ha publicado los poemarios “Heredera de la lluvia”, “Cantos de los Altos de Huenao” y “El retorno de las golondrinas”, así como los cuentos infantiles “Miña del 26″ y La Minga de Teuquelín”.
Ha recibido varios premios literarios, entre los que destacan el Premio de Poesía Nosside en Italia y el Premio nacional de Poesía Fernando Santivan en Chile.
Referente obligado al hablar de la poesía de Chiloé, tres son los ejes que atraviesan toda su obra: la naturaleza como sujeto poético, la memoria indígena insular y el compromiso político.
Selección poética de Olga Cárdenas
I
Aquí en los altos de Huenao
no hay nada más que verdor y nubes,
piedras en donde se asentaron antiguas construcciones,
algunos radales que por sus poros
sudan, de vez en cuando,
gemidos que se confunden y mezclan con el viento.
Las cortezas que tiñen nuestras mantas
nunca nos han hablado de ese pasado,
desconocen
la casa subterránea de los muertos.
Nuestros recuerdos no abrigan sus nombres.
Memorias ocultas
entre los surcos resquebrajados por las siembras.
VIII
No conozco la palabra de los árboles
ni las piedras
ni lo que el río pudiese cantar
bajo las plantas de sus pies rocosos.
Pongo como testigo
las manos de mi abuela
la que hizo bailar el huso
para el hilado de trama y de hüiñe
convertido en frazadas y choapinos
aprendidos de su propia abuela,
y esta a su vez de su abuela
y aquella de su abuela Williche
que fabricó la vestimenta
para sus hijos y su hombre.
IX
Aprendí a decir madre en español
y luego en inglés.
Nadie me enseñó nunca el idioma de mis abuelos
porque a mis abuelos les obligaron a olvidarlo.
Aprendí amar en español y en inglés.
Tampoco nadie me enseñó a amar
en el amor de mis abuelos.
Digo madre tierra, mapu ñuke,
aunque nadie me enseñara tu nombre
pues estás en el río de sangre que me recorre.
Memoria ancestral de mis abuelos.
Me parece que está bien que la revista Trasdemar abra sus páginas virtuales a la literatura producida en los territorios insulares, tradicionalmente poco conocidos o marginados por el centralismo dominante. Ojalá sigan apareciendo otras colaboraciones tan creativas como las que se han incluido en este número y que corresponden a la poeta Olga Cárdenas, de Curaco de Vélez.
Tu poetizar llena el universo de tu gente