“El ángel de la casa” Poemas de Rosa Silverio

En la Revista Trasdemar difundimos la creación literaria contemporánea del Caribe
Fotografía cortesía de la autora para Trasdemar

Presentamos en la Revista Trasdemar una selección poética de nuestra colaboradora Rosa Silverio (Santiago de los Caballeros, República Dominicana, 1978) Poeta y narradora, reside en Madrid. Ha publicado los poemarios De vuelta a casa (2002), Desnuda (2005), Rosa íntima (2007), Arma Letal (2012), Matar al padre (2014), Poemas tristes para días de lluvia (2016), Mujer de lámpara encendida (2016), Invenzione della follia (2018) en italiano, Invención de la locura (2019) en la edición española y la antología Antes de Madrid (2019). Además, publicó en España la edición ampliada del libro de relatos “A los delincuentes hay que matarlos” (2021), editó la antología “No creo que yo esté aquí de más. Antología de poetas dominicanas 1932-1987” (2018) y coeditó “En el mismo Trayecto del sol. Poesía dominicana 1894-1984” (2019) junto a Plinio Chahín. Sus cuentos y poemas aparecen en diversas antologías y han sido publicados por revistas y suplementos culturales de diversos países. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués y catalán. Ha recibido varios premios importantes, entre ellos el de ganadora única del Concurso Terminemos el Cuento, Primer lugar en el Concurso de Relatos de la Alianza Cibaeña, el de Vencedora Absoluta del Premio Nosside de Poesía de Italia, el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña y el Premio Letras de Ultramar de Poesía. Incluimos los poemas extraídos del libro “La casa del ángel” (Huerga & Fierro, 2023) en nuestra sección “Una habitación propia

Portada del libro

El ángel de la casa se coloca en esta línea, proponiendo una secuencia magistral de imágenes perturbadoras y originales en las que se concreta el sufrimiento de un sujeto poético mujer que ha perdido el amor que en otras obras de Rosa Silverio la salvaba de la locura

Marina Bianchi (Università degli Studi di Bergamo)

Voy a decírtelo al oído

Voy a decírtelo por última vez, al oído, para que nunca se te olvide
es la voz muda del amor
la telaraña que nos une
la madeja en la que estamos atrapados
la deconstrucción de la palabra
la división de la palabra
pa
la
bra
Amor
es el silencio
y son los miles de gemidos
eres tú galopándome
sintiéndome adentro
derramándote sobre mí como un poema
Voy a decírtelo por última vez, al oído, amor
para que nunca se te olvide
eres y serás las olas de mi playa, el interminable fondo
la estrella escondida detrás del asteroide
el sueño que he madurado en la obscuridad y el misterio
Amor, te lo voy a decir al oído, para que nunca se te olvide:
Yo soy tu mapa, recórreme.


No me gusta la playa

No me gusta la playa
pero a mi esposo le gusta dorarse al sol,
leer libros y contemplar el mar.
Yo, mientras tanto, procuro dormir,
leer algún poemario y evitar el sol a toda costa.
No me gusta la playa, así como no sé nadar, ni bucear ni he visto las películas de “Tiburón” en el cine.
No me gusta la playa porque prefiero el monte, las cabras, el senderismo y la belleza de un riachuelo.
No me gusta la playa, pero me gustas tú, amor,
Me gusta verte mientras te pones crema hidratante, cuando corres por la arena o te das un breve chapuzón en el agua.
No me gusta la playa, pero qué se le va a hacer si eso ahora mismo es lo de menos, si nuestro amor se está encogiendo por el silencio o expandiéndose por los gritos y yo no sé qué hacer para calmar esta marea.
No me gusta la playa así como no sé leer los mapas,
Y te me estás resquebrajando, amor,
te me estás rompiendo dentro
y no hay pegamento que pueda unir estas dos mitades tan corruptas y que antes eran indestructibles
No me gusta la playa pero sigo creyendo en la teoría de Aristófanes y siento que nos pertenecemos indefectiblemente
y creo en el mito de que una vez nos separaron cuando desde siempre debíamos estar juntos.
No me gusta la playa, amor
y no sé si algún día podré disfrutarla,
pero no dejes de mirar conmigo al horizonte
no dejes de sembrarte en el centro de mi tierra,
que quizás algún día, aunque no sepa nadar
termine por gustarme la playa.


De fiesta

Hoy estás de fiesta y bailas con la otra
mientras yo espero en casa
señora del silencio, monja enclaustrada
gata sumisa que acepta cualquier cosa
Hoy estás fuera de casa
zorro nocturno que juega a la escondida
bombilla iluminada
Hoy estás celebrando mi partida
hoy celebras mi ausencia legendaria
y te pegas a otro cuerpo como un bobo
baboso y casanova
pajarraco desatado
hoy con mi mortaja te secas los sudores
te acicalas nuevamente y escalas la montaña
te recorres cientos de kilómetros
para estar en otra casa, para tocar otro cuerpo
pequeño saltamontes, piedra del camino
qué bien la estás pasando
mientras yo me como el miedo
mientras yo pinto a todos mis fantasmas
qué bien lo estás haciendo
celebro ya tus triunfos
y me trago las pastillas
con vodka y Coca-Cola
Ahora yo también haré mi propia fiesta
cerraré los ojos y viajaré hasta el infierno
Amo de mis entrañas, señor de lo absoluto
ya eres libre al fin, tal como querías
toma el collar de perlas y colócaselo a ella
bésala en la boca
bendícela por siempre
y sé feliz:
reprodúcete.


Mi esposo corre

Mi esposo corre todos los días
compite en maratones de Valencia, New York, Edimburgo
lo hace como si siempre fuese el campeón
como si en ello se le fuese la vida
y aquí en casa la cama fría, el plato vacío, la carne ardiendo
aquí en casa todo lo nombra
Mientras tanto mi esposo corre
como un animal herido va trotando por el mundo
y yo quisiera que lo hiciera alrededor de nuestra casa
o dentro de la casa
o que parara un día y me mirara como si yo fuese el último planeta
pero las cosas no son tan fáciles
-ya lo saben-

Mi ángel trota todos los días
y llega con una sonrisa en los labios
pero no dice vida mía ni te quiero
él sólo llega y descansa después de la misión cumplida

¿Algún día volverá a mis brazos?
¿Seguirá sumando kilómetros a su objetivo?
¿Seguirá coleccionando medallas, estrenando zapatillas?

Mi esposo sale todos los días
y hace maratones
a lo lejos
yo le miro
embargada por la tristeza y la ternura
Mi esposo, hombre reflectante, es una liebre
y yo quisiera ser la meta
ser sus dos piernas
el corazón que le late
el campo abierto.


Despedida

Madre mía, corazón mío
“la jaula se ha vuelto pájaro”, dijo Pizarnik
y cuánta razón tenía la hija de la noche
la diosa del silencio
cuánta razón tenía, madre
tú que estás lejos como una isla
y yo que soy todo el mar que te rodea
yo que estoy aquí en casa
peleando con el ángel
rezando para que mi jaula se abra
y pensando “qué haré con el miedo”
qué haré con mis viejos fantasmas
con mi soledad perenne
con este terrible juego de los dioses
no sé qué va a pasar con este bosque oscuro
quién talará la maleza
quién derribará los malos árboles
quién sobrevivirá a todo esto
Madre mía, esperanza mía
en la casa se imponen la obscuridad y el secreto
el ángel ya ha hecho sus maletas
el ángel ha reconocido sus mentiras
la escalera se ensancha
mis pájaros tiemblan
cae la lluvia
la casa vuela
oh, borrasca del amor
el ángel se ha ido.


2 comentarios

  1. Que hermoso escribes mi Hermana 😍me encanto DESPEDIDA ya que me acuerfo de Mamá. Que Dios te de salud y bendiciones para que nos envuelvas con tus historias. Te amo

  2. Excelente, lo voy a comprar.

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