Presentamos en la Revista Trasdemar una selección poética de la autora Marelys Valencia (Matanzas, Cuba, 1970) Doctorada en Estudios Literarios y Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Miami y trabaja como profesora en Saint Mary’s College, Notre Dame. Su libro de poesía Piélago de sombras fue finalista del Premio “Poeta en Nueva York” (Valparaíso Editions, 2020). Bokeh Press acaba de publicar su primer cuaderno bilingüe Peregrinaje en tres lapsos/Pilgrimage in Three Lapses. Trabajó para varios medios de comunicación en América Latina. Sus artículos académicos han aparecido en Latin American Theatre Review, Revista Temas, Cuadernos AISPI, Letras Femeninas, Cuban Studies y la editorial Routledge. Su obra está incluida en la Fonoteca global de poesía. Compartimos la muestra literaria de nuestra colaboradora en la sección “Una habitación propia” de literatura contemporánea
Anti-totalitaria
De este piélago de luces producidas por la mecánica de las sombras (así de invertido el asunto) me he deslizado. Escapé como un escarabajo cuando todos miraban los reflejos (o los destellos), hasta alcanzar la grieta, la hendija oscura por donde avanzo, acariciando los grumos del barro. He llegado hasta el borde (la tierra no es redonda, sino que pende, amorfa, de un hilo). Al rebasar el límite, como Altazor, me abalancé no al abismo nietzscheano, sino al goce extraño de deshacer las palabras: el regocijo del escarabajo que rompe los borujos de sintagmas, y abre una salida al libro no escrito.
Desierto-isla
La primera vez proferí la palabra torpe dando traspiés no culpo al hemisferio izquierdo del cerebro desarticulado por un golpe bajo o una bajeza de la mano (acusar la extremidad me guarda del resentimiento) en una experiencia anfibia de la muerte La primera vez que balbuceé la palabra en tu lengua lanzaste una carcajada de polvo no culpo mi percepción árida de las letras la resistencia con que me defiendo del recuerdo de aquella bajeza de lo tentacular contra la experiencia anfibia de la vida La primera vez que articulé aquella palabra el desierto se desató en tu risa impetuosa no incrimino el cordel de Bahos la mano arbitraria sobre el lienzo aquella bajeza de la mano sobre el óleo grotesco contra la experiencia anfibia de mi boca La primera vez se convirtió en haboob alucinante como lenguas beduinas no culpo las arbitrariedades de les langues cabezas múltiples de improbable sumisión ni la blasfemia de mi lengua en su cataclismo de arena ocre desperdigado lejos de la isla
Indiana
el viento cerró la puerta y el estremecimiento permanece más allá del sonido temblamos y no somos puerta hay turbación en la quietud semi-abierta de un lapso de vida
Matriz
he visto una luna cubierta de pájaros con un halo que en otros lares anunciaría la lluvia aquí el fulgor prestado no preside vaticinios solo los vientos del Michigan empujan la naturaleza a estallidos húmedos o estériles como mi útero mi matriz-luna-cortada-sin-fulgores ni pájaros
Brillante. Sencillamente brillante