“La isla es un epicentro que siempre aporta cosas nuevas a lo universal” Antonio Arroyo Silva

La Revista Trasdemar prosigue la estela de las revistas de vanguardia, que a lo largo del siglo XX realizaron encuestas a creadores de la época para favorecer el debate y el diálogo en el panorama literario y cultural
Antonio Arroyo Silva (Santa Cruz de La Palma, 1957)

Presentamos en la Revista Trasdemar la entrevista con el autor Antonio Arroyo Silva (La Palma, 1957) a quien agradecemos su colaboración en nuestra encuesta internacional dedicada a la insularidad

Concibo la isla como un ser vivo en constante movimiento. Ese movimiento y su capacidad de intercomunicarse alargan su vida como ente. Todo lo que viene de fuera es transformado por esa visión singular. Y a su vez, lo que aporta hacia el exterior viene a constituir un grano más en el edificio de lo universal

ANTONIO ARROYO SILVA

La isla como espacio de creación

¿Qué representa la insularidad para su génesis como autora? Háblenos de su experiencia creativa en el ámbito de la escritura: ¿cuáles fueron los orígenes de su proceso de producción literaria?

Indudablemente, el espacio determina de muchas maneras mi creación. En primer lugar, es el entorno en el que me muevo. Dice Jorge Rodríguez Padrón que en las Islas Canarias el castellano se transformó, tras la conquista, por primera vez en español atlántico. Esto es, el castellano se tuvo que adaptar por primera vez en su historia a una nueva realidad: en vez de las grandes llanuras, grandes extensiones de mar. Los conquistadores se encontraron con una forma distinta de mirar el mundo. De esta manera, desde la mirada, surge una variante con características propias y, por tanto una manera propia de escribir y crear. A pesar de que los escritores siguen la estela de los peninsulares al menos hasta el siglo XIX, siempre nos encontramos con singularidades propias: Cairasco, Vizconde de Buen Paso, etc.

Consciente de esa memoria y de mis propias vivencias, defino mi poesía como un hecho insular, con lo cual no quiero decir local, sino todo lo contrario. La isla, de hecho, es un epicentro que siempre aporta cosas nuevas a lo universal. Hablando de este tema con mi amigo el poeta chileno Leo Lobos, este me respondió que la poesía chilena también es insular, ya que Chile está rodeada por mar y el desierto de Atacama. Realmente cada poeta es una isla y muchas islas constituyen un continente de poesía y de humanidad.

Mis orígenes en cuanto a escritura, comenzaron con referentes peninsulares. Nada se sabía de autores canarios por aquel entonces. Por esa época solo se oía hablar de Justo Jorge Padrón que había traducido a Vicente Aleixandre al sueco y gracias a esto le dieron el premio Nobel al de Velintonia. Después, en La  Laguna, la literatura canaria me entró en tromba; en las aulas universitarias, el Ateneo, la casa de Olga Rivero Jordán…


La isla como lugar de influencias

¿Cuál es su relación literaria con la experiencia de la insularidad y las influencias recibidas de la tradición o las tradiciones culturales de su lugar de origen?

Siempre tengo presentes a Pedro García Cabrera, Olga Rivero Jordán, Luis Feria, Domingo Rivero, Alonso Quesada…De Pedro García Cabrera me quedo con toda su poesía y con su voz. Me refiero a su voz física que todavía retumba en mi memoria. De ahí que me planteara el tema de la voz poética. Además, asumo plenamente su ideario insular del artículo «El hombre en función del paisaje». De Olga Rivero creo que heredé esa forma de mirar el envés de las cosas. De Alonso Quesada vino el ritmo de mi verso. De Domingo Rivero, la manera de hacer del dolor un canto universal. En cuanto a Luis Feria…yo cambiaría todos mis poemas por un verso de Luis. En Canarias tengo más referentes; pero voy a centrarme en estos pocos.

También están presentes muchos poetas europeos e hispanoamericanos.

En cuanto a la segunda parte de su pregunta, a veces pienso que en mi poesía ha influido más la novela de Isaac de Vega que la misma poesía. Lo mismo digo de la novela de ciencia ficción de Ray Bradbury, Asimov y Herbert. A veces concibo el poema como un cuadro e intento pintar con las palabras; es decir, con efectos pictóricos (sobre todo Hopper). A veces, mis poemas son escenas cinematográficas, esto se lo debo a Emeterio Gutiérrez Albelo y su Enigma del invitado.


La isla como proyecto cultural

¿De qué modo considera el valor de la isla o del archipiélago en su propia cosmovisión literaria? ¿Qué opina acerca de las semejanzas y los parentescos entre su lugar de origen y otros territorios insulares?

Creo que ya contesté a la primera parte en la primera pregunta. Concibo la isla como un epicentro y al haber tantas islas y tantos epicentros se forma un nuevo continente y a su vez los continentes se transforman en islas.

Y no solo entre islas. Yo he apreciado semejanzas entre la poesía de Luis Feria y la del poeta larista chileno Jorge Teillier. ¿Y cómo si no se conocieron ni se leyeron, ni sabían de sus mutuas existencia? Que yo sepa. No me voy a meter en cuestiones cósmicas; pero es un misterio propio de la poesía. ¿Viaja como las esporas? No sé; pero de alguna manera viaja.

Me quedé perplejo leyendo al poeta portugués continental Al Berto con su visión muy similar a la nuestra canaria. ¿Será que Portugal insular y continental tienen asumida una cultura insular? Puede que sí; pero al menos una visión atlántica muy similar a la nuestra. De hecho tenemos un léxico importante en nuestra variante canaria procedente del portugués. Millo y maresía solo se dice en nuestro dialecto y no en las demás variantes del español.

Si no, vean, además, las semejanzas entre Alonso Quesada y Pessoa. Incluso de aquel con T.S.Eliot. Creo que esto se debe a un defecto clasificatorio de la crítica canaria y española que sigue la estela del peninsular. Quesada pertenece a un modernismo europeo, lo mismo que Pessoa y Eliot.


La isla como punto de referencia

En su opinión, ¿el paisaje contribuye a la formación de una estética de la insularidad? ¿Qué aspectos considera más relevantes en la mirada hacia la insularidad desde la literatura o el arte?

Además de lo dicho anteriormente, concibo la isla como un ser vivo en constante movimiento. Ese movimiento y su capacidad de intercomunicarse alargan su vida como ente. Todo lo que viene de fuera es transformado por esa visión singular. Y a su vez, lo que aporta hacia el exterior viene a constituir un grano más en el edificio de lo universal, donde todas las pequeñas piezas son importantes  y la carencia de una de ellas produce el desmoronamiento.

En resumen, si desde la isla no existiera diálogo hacia el exterior, la isla como ente cultural moriría. No obstante, parafraseando al poeta mexicano José Emilio Pacheco, reconozco mi país por tres o cuatro montañas, un mar de nubes, los alisios… A fin de cuentas, ¿es un plagiador el Vizconde de Buen Paso al transformar el soneto de un tal Lobo? No. Aparte que era una práctica común en la época que vivió, él vio al Teide donde estaba el río Duero, pues en Canarias no hay ríos.

Si no incorporo esto a mi creación, nada puedo aportar a ese diálogo universal del que hablo. Aparte, la identidad por la que preguntas también está presente en nuestra variedad dialectal de la que hablé. Paisaje, visión de este y coloquialismo poético. Esos son mis tres ejes creativos. Entiéndase por coloquialismo poético a la manera especial de adaptar una variedad hablada a la expresión poética. La poesía es un habla que se escribe.


La isla como vía a la universalidad

¿Cómo le gustaría definir la identidad insular? ¿En qué medida las diversas formas de la movilidad humana, como las migraciones o el turismo, influyen sobre la creación literaria en las islas? Desde su perspectiva, ¿qué lugar ocupan las nociones de cosmopolitismo y universalidad en la cultura insular de cara al futuro?

Vuelvo a definir lo ya expresado: no puede existir identidad si no hay un diálogo contante con el exterior. Ese fue el fundamento de Gaceta de Arte y es una lección que debemos recoger. Esa es la vía hacia la universalidad, que no es lo mismo que la actual globalización. Ya dije que la universalidad no supone un bloque homogéneo, sino que su riqueza se basa en la diversidad. En cambio, la globalización trae consigo la destrucción de la cultura; pues todo ha de realizarse siguiendo unos moldes que, como sabemos, son contraproducentes.

Cuando me voy de turismo a un lugar lejano no deseo encontrarme las mismas cosas de mi lugar de procedencia. Nada aprendo, nada experimento. Eso es lo que le ocurre al turismo en Canarias tal como está planteado. Ahora mismo hay un grupo de poetas como Samir Delgado, David Guijosa y Acerina Cruz que denuncian estos hechos, incluso arriesgando sus propias estéticas, aunque el riesgo es algo propio del poeta.

El cosmopolitismo para mí supone traer modas del exterior e intentar adaptarlas con calzos a nuestra cultura. No se ha obtenido ningún rendimiento de este hecho. Por ejemplo, el intento de adaptar la poesía de Ezra Pound por parte de los Novísimos fue nocivo para la poesía española y, por tanto, para la canaria. Cosa que no le ocurrió a la poesía chilena; por ejemplo, de Enrique Lihn. Por eso insisto en esa palabra diálogo: entre culturas, entre poetas incluso de otras lenguas. Menos esnobismo y globalización y más universalidad.


Antonio Arroyo Silva. Nacido en Santa Cruz de La Palma en 1957, es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de la Laguna. Ha sido colaborador de revistas como Artymaña, La Menstrua Alba (de Canarias), Zurgai (de Bilbao), La palabra y el Hombre (Veracruz, México) y de medios digitales como la revista de la Sociedad de Escritores de Chile, Cinosargo, Neotraba, en la prensa local, sobre todo en Diario de Avisos. Ha publicado libros de poemas: Las metamorfosis (1991, Edición del Cabildo de La Palma, en cuaderno Azul), Esquina Paradise (El Vigía Editora, 2008), Caballo de la luz (El Vigía Editora, 2010), Symphonia (Idea, 2012), No dejes que el arquero (Col. Instante Estante, Brasil, 2012), Sísifo Sol (NACE, 2013), Subirse a la luz. Antología esencial 1982.2014, (español-rumano), col BU, OHC, Rumanía 2014, Poética de Esther Hughes. Primera aurora (NACE 2015), Mis íntimas enemistades (NACE 2016), Ardentía (col. faro de La Puntilla, Mercurio, Madrid, 2017), Fila cero (NACE, 2018) y Bahía borinquen, Idea-Aguere, 2019.Las plaquettes Material de nube (Barcelona,2012) y Un paseo bajo los flamboyanes (2012). En ensayo, La palabra devagar (Idea-Aguere 2012). Ha participado en la antología de prosa poética Pincelada de relatos, en Barcelona editada por el grupo Órbita Literaria, Un libro por Haití, editado por Teresa Delgado, en la Antología de Miguel Hernández, con motivo de la celebración del centenario del poeta Miguel Hernández, El grupo de La Palma, 2011. Álbum de Poesía. Mundial 2014 (Brasil), Galaxias, NACE 2013, entre otras.  Ha participado en el Festival Internacional de Poesía Encuentro 3 Orillas (Tenerife 2009), en el Homenaje de Poetas del Mundo a Miguel Hernández (junio de 2010) y en un encuentro de escritores alemanes e hispanohablantes en Berlín, “XX Cita en Berlín 2016”. Es miembro de REMES (Red de escritores Mundiales en Español) y de la Nueva Asociación Canaria de Escritores (NACE). Ganador del “Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez 2018” por Las horas muertas. En 2020 fue seleccionado para formar parte de la Audioteca de la Literatura Canaria.

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