“La identidad insular es una especie de cajón de sastre en el que interviene la historia y el paisaje” Luis León Barreto

La Revista Trasdemar prosigue la estela de las revistas de vanguardia, que a lo largo del siglo XX realizaron encuestas a creadores de la época para favorecer el debate y el diálogo en el panorama literario y cultural
Luis León Barreto

Presentamos en la Revista Trasdemar la entrevista con el autor Luis León Barreto (La Palma, 1949) a quien agradecemos su colaboración en nuestra encuesta internacional dedicada a la insularidad

Fuimos adelantados en la poesía social con la Antología Cercada al final de los años 40. Es decir que tenemos una literatura insular pequeña pero valiosa, y digna de ser comparada con las literaturas que han surgido en territorios de similares características. La isla es también una puerta a la universalidad

LUIS LEÓN BARRETO

La isla como espacio de creación

¿Qué representa la insularidad para su génesis como autora? Háblenos de su experiencia creativa en el ámbito de la escritura: ¿cuáles fueron los orígenes de su proceso de producción literaria?

La insularidad sin duda afecta a la creación literaria o artística, en cierto modo genera un sentimiento dramático de la vida debido a una cierta claustrofobia, que se ha incrementado en el transcurso de la maldita pandemia del Covid, en la cual me he sentido muy angustiado porque para mí es esencial subirme a un avión e irme lejos, tenía 3 viajes pagados en el 2020 y no pudimos hacer ninguno. A saber cuándo volveremos a poder viajar en serio. Porque privarnos de la posibilidad de coger un avión y de ir donde nos apetezca es algo terrible. Nos quitan un derecho fundamental. Pero esta sensación es ambivalente, porque, por otro lado, el autor sabe que vive en un espacio privilegiado en cuanto a condiciones climáticas, naturaleza y sentido paradisiaco. Este espacio permite comprobar la dimensión de los mestizajes humanos y culturales. Mis orígenes fueron un verano en Londres, 1969, cinco meses allí en los cuales me sentí solo y empecé a escribir una novela corta y un libro de poesía. La novela estuvo a punto de ganar el premio Sésamo 1970, llegué a la final y el ganador obtuvo 3 votos y yo 2, me defendieron Héctor Vázquez Azpiri y Manuel Vicent. Con el libro de poemas gané el Julio Tovar de 1970.


La isla como lugar de influencias

¿Cuál es su relación literaria con la experiencia de la insularidad y las influencias recibidas de la tradición o las tradiciones culturales de su lugar de origen?

A mí como insular me ha influido un cúmulo de cosas, creo que el insular es un ser que tiene las antenitas puestas para observar lo que pasa fuera, y para asimilarlo. Entonces, lo que nos llega de fuera lo reelaboramos, lo digerimos y así construimos un lenguaje digamos particular. Me han influido los cronistas de la conquista, desde Abreu Galindo, Le Canarien o Viera y Clavijo, hasta los escritores regionalistas del XIX, el gran Agustín Espinosa, los grandes escritores cubanos, como Alejo Carpentier, los grandes escritores latinoamericanos, desde García Márquez a Sábato. En pintura te influye un Néstor, en música la reelaboración del patrimonio del folklore a través de un Teobaldo Power. El creador canario, desde mi punto de vista, es una esponja que lo recibe todo. No hemos tenido filósofos pero hemos tenido poetas. Y hay un gran caudal de publicaciones que nos han analizado, el paisaje, la idiosincrasia, las formas de vida, con los exploradores europeos que han venido aquí. Y con los millones de turistas que han venido, atraídos por el clima.


La isla como proyecto cultural

¿De qué modo considera el valor de la isla o del archipiélago en su propia cosmovisión literaria? ¿Qué opina acerca de las semejanzas y los parentescos entre su lugar de origen y otros territorios insulares?

Son múltiples los referentes culturales que influyen a un escritor insular. De un lado, aprecias que en las islas existe un cierto pensamiento mágico, de ahí que prolifere tanto la poesía. Se aprecia desde las Endechas a la muerte de Guillén Peraza, siglo XV, donde se nota la prevalencia del paisaje y ese sentido existencial y un tanto agónico que tiene el paisaje. El arcaísmo del lenguaje, los portuguesismos, los americanismos, los anglicismos –producto de la presencia británica aquí desde finales del XIX– denotan que el habla canaria es diferente de la peninsular, se acerca más al Caribe. En La Palma por ejemplo hay un culto a las leyendas prehispánicas, el guanche como “buen salvaje” está presente, Tanausú es el referente por su resistencia al conquistador.


La isla como punto de referencia

En su opinión, ¿el paisaje contribuye a la formación de una estética de la insularidad? ¿Qué aspectos considera más relevantes en la mirada hacia la insularidad desde la literatura o el arte?

Creo necesario admirar a escritores insulares como Samuel Beckett o Pirandello, o James Joyce u Oscar Wilde. Con frecuencia los autores insulares han sido rompedores, diferentes. Yo creo necesario resaltar el papel que la cultura rural, el ruralismo, ha tenido y en cierto modo sigue teniendo en la definición de lo insular canario. De ahí el aluvión de tradiciones, mitos, creencias. Las epidemias, el vulcanismo, los periodos de sequía, las hambrunas: todo eso también nos define.


La isla como vía a la universalidad

¿Cómo le gustaría definir la identidad insular? ¿En qué medida las diversas formas de la movilidad humana, como las migraciones o el turismo, influyen sobre la creación literaria en las islas? Desde su perspectiva, ¿qué lugar ocupan las nociones de cosmopolitismo y universalidad en la cultura insular de cara al futuro?

La identidad insular es una especie de cajón de sastre en el que interviene la historia y el paisaje, es decir: la huella que han dejado los siglos de mestizaje y la memoria por una parte y por otra la constatación de que somos diferentes. Nos conquistaron los españoles y han dejado un poso en nuestra conciencia, si nos hubiesen conquistado los portugueses (que habría sido tal vez más lógico por la expansión portuguesa hacia Madeira) o los británicos –que organizaron nuestra economía en el XIX y buena parte del XX– el poso a lo largo del tiempo habría sido similar. Somos nosotros y lo que nos viene del exterior, incluso hemos sido pioneros en ciertas fases de nuestra literatura: con Cairasco de Figueroa, en el siglo XVIII dimos figuras importantes en la Ilustración, fuimos pioneros también en el movimiento surrealista, con Agustín Espinosa como el mejor novelista del surrealismo en España. Fuimos adelantados en la poesía social con la Antología Cercada al final de los años 40. Es decir que tenemos una literatura insular pequeña pero valiosa, y digna de ser comparada con las literaturas que han surgido en territorios de similares características. La isla es también una puerta la universalidad, hay historias como la novela Las espiritistas de Telde que podrían haber surgido en Sicilia, en Mallorca, en Cerdeña o en las islas griegas, porque tienen esa connotación claustrofóbica, en la que se mezclan la pobreza, la ignorancia, el fanatismo.


Luis León Barreto (Los Llanos de Aridane, 1949) Escritor y periodista,  Miembro de la generación de los 70, ha publicado hasta ahora 27 libros: novelas, pero también ensayos, (entre ellos una monografía artística, un  ensayo histórico y un ensayo literario titulado La Literatura y la Vida), novela negra, libros de relatos, cuentos para niños y poemas. Hijo predilecto de La Palma (2010), Hijo adoptivo de Telde (2012). Titulado por la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, Sección de La Laguna, en 1972. Ha ganado diversos premios periodísticos y culturales, entre ellos: el premio Víctor Zurita de articulismo (1980) convocado por La Tarde, de Santa Cruz de Tenerife, el premio “Leoncio Rodríguez” de artículos periodísticos (1987) de la empresa de El Día, en Santa Cruz de Tenerife, Premio León y Castillo de periodismo, del Cabildo de Gran Canaria (1984) y Premio al Mérito Cultural, del Círculo Cultural de Telde, con votación popular, “por su trayectoria a favor de la cultura canaria” (1999). Entre los galardones literarios destacan el Premio Julio Tovar de poesía, Santa Cruz de Tenerife (1970) con Crónica de todos nosotros, el premio Benito Pérez Galdós, de novela, Las Palmas de Gran Canaria (1976) con Ulrike tiene una cita a las 8, elXVI premio de novela Blasco Ibáñez, ayuntamiento de Valencia (1981) con Las espiritistas de Telde.   En la convocatoria de 1970 del premio Sésamo de novela corta (Madrid) fue primer finalista con Estamos abriendo caminos en la noche. Tras ser sometida a la censura del momento, se desaconsejó su edición, pues era un retrato de una juventud politizada y sexualizada. Entre las traducciones de su obra literaria a otros idiomas, destacan los títulos: Spiritism la Telde, 1996, Editorial Nemira, Bucarest (Rumanía), Die Spiritistinnen von Telde, al alemán, Anthologie Die Kanarische Literatur, CCPC, 1996. Kanarska kratka prica, antología de narradores canarios en Zagreb (Croacia) 2003. The spiritists of Telde, Anthology of Canary Island Literature – CCPC, 2007. Le spiritiste di Telde, Infinito Edizione, (Italia, 2010) y Les Spirites de Telde, Harmattan, (París, 2011)

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