Desde la Revista Trasdemar presentamos la entrevista a la escritora argentina Patricia Severín (Rafaela, 1955) realizada por nuestra colaboradora Silvia Rodríguez. Autora de la novela ““Te quedan lindas las trenzas” publicada este año por la Editorial Palabrava de Argentina y Pro Latina Press de Estados Unidos. Patricia Severín es poeta, narradora y editora. Compartimos la entrevista en nuestra sección “Una habitación propia” de literatura contemporánea
Por Silvia Rodríguez
Patricia Severín (Rafaela, 10 de agosto de 1955) vive donde el mundo se pierde, en un territorio alargado y austral: Argentina. En su libro “Eclipses familiares” nos introdujo en su íntima descripción de la pérdida de sus progenitores. A través de la vulnerable figura de su madre y de su difunto padre escuchamos los versos que, como los pájaros acorralados, inmóviles, mastican con sus plumas los desechos del piso. Es una autora con referencias vitales constantes como una influencia más en su dilatada trayectoria. En narrativa breve ha publicado: Las líneas de la mano (1996), Solo de amor (1999), Helada Negra (2016) y Mamá quiere ver las rosas y otros cuentos (2020). En novela: Salir de cacería (2013), La Tigra (2018) y Te quedan lindas las trenzas (Ed. Palabrava, Argentina, y Pro Latina Press, EE.UU. 2021). Es también autora de los poemarios: La loca de ausencia (1991), Amor en mano y cien hombres volando (escrito junto a Graciela Geller y Adriana Díaz Crosta, 1993, 2016), Poemas con bichos (2001, 2011, 2017, 2019), Libro de las certezas (2006), El universo de la mentira (2011), Abuela y la niña (2012), Muda (2018) y Eclipses familiares (2019).
Severín, narradora, poeta y editora nos presenta ahora su novela “Te quedan lindas las trenzas” donde Lina, la protagonista, es una niña movida por la curiosidad y el aprendizaje, por la incomprensión de un mundo adulto, rodeado de intrigas y sufrimientos, a veces mira la luna y la ve grande y llena de pozos y se pregunta ¿qué habrá dentro de esos pozos? Los tres capítulos de la novela Luisa, Elbia y El viaje, nombres de las abuelas materna y paterna, esta última con ascendencia piamontesa, y la experiencia con toda la familia en las Cataratas de Iguazú, completan este relato escrito entre los fru fru fru fru de una bata que abriga la memoria y la luz de una lámpara de kerosene que alumbra los recuerdos de una impúber impaciente por cazar mariposas de colores para el bichero.
La canción Ralé ralé ralé para mi naré que La Luli le enseña a su nieta parece que causa el mismo efecto en Lina que el plato de verduras al horno en el crítico gastronómico Ego al que Peter O’Toole pone voz en la película Ratautille.¿Te conmueve también a ti el hecho de escucharla? ¿A dónde retrocedes, con qué te encuentras como autora?
Retrocedo a la infancia en donde una de mis abuelas abría la palma de mi mano
y hacia circulitos en ella musitando esta canción. Es aquí donde autora y
narradora se funden en un mismo recuerdo para pintar algunos momentos de la
infancia que han sido tiernos, emotivos, inolvidables.
La novela ‘Las primas’, de Aurora Venturini, cuenta en primera persona la historia de Yuna, una niña criada en una familia disfuncional que se convierte en una pintora de éxito. ¿Es Venturini un espejo para las narradoras actuales en Argentina?
Aurora Venturini es una narradora a la que se dio a conocer no hace demasiado tiempo. Creo que aún no ha llegado a ser un parámetro para las narradoras actuales, aunque esta novela en particular, “Las primas”, haya sido todo un descubrimiento. Hay otras narradoras como, por ejemplo, Sara Gallardo, que son fuente de consulta y espejo de una prosa contundente, que ha sobresalido y se ha consolidado en el tiempo. Pertenece a la generación de Mujica Láinez, gran escritor argentino aún no revalorizado en toda su magnitud.
Lina intuye la complejidad de las relaciones humanas, las filias y las fobias dentro de un círculo íntimo, familiar ¿Son los secretos, aquello que no se cuenta, una fuente de inspiración, una valija que abrir a pesar de las prohibiciones?
Lo no dicho, lo oculto, siempre es algo que se desea pueda ser develado. Que salga a la luz. Para la literatura es como una fuente milagrosa que se abre al igual que la caja de pandora, para ver qué se encuentra, que hay en ese fondo, que joya prohibida puede ser aprehendida para seguir narrando.
Haber vivido en un contexto agrícola te ha llevado a una escritura que corretea veloz como las gatas montesas sobre tajos profundos en la llanura, entre espigas y yayarás. ¿Crees que tu experiencia vital hace que tu producción literaria tenga un sabor más salvaje, más genuino?
Casi no hay escritoras y escritores que hablen, en este momento, del campo argentino. Los hubo en los inicios de la argentinidad… parecería que ahora lo citadino está dejando una fisura por donde se vislumbra ese enorme territorio que tenemos. Esa riqueza escondida como un gran tesoro que comenzamos a ver. Tuve la suerte de trabajar en el campo por muchos años y eso me ha dado una experiencia que puedo verter en mi escritura con conocimiento de causa. Lo que se gesta en ese inmenso territorio puede ser magnífico, pero también aterrador, y por supuesto salvaje en el sentido de indómito.
Guillermo Saccomano retrata en su novela 77 el terror patrullando en las calles en el invierno de 1977, el momento más cruel y sangriento de la dictadura en Argentina. ¿Qué les espera a Lina y sus hermanos que eran felices en el año 1965? ¿Qué juventud imaginas para ellos?
Imagino una juventud comprometida con un momento histórico tremendo (en realidad así lo fue) y que ha dejado muertos y desaparecidos con una herida que cuesta cerrar. Lina y su hermano Florencio, van a tener diferentes destinos, pero una misma causa: hacer la revolución, involucrarse, querer cambiar el mundo.
Los dibujos de tu nieta me parecen preciosos, como pequeñas luces esperanzadoras. ¿Qué tipo de novela escribirías si tuviera que protagonizarla tu nieta en 2021?
Ay ay ay que difícil es contestar a tu pregunta. Qué lejos está mi Lina de esta época en donde a los niños sólo les interesa el móvil y el ordenador, no ven a la naturaleza ni se esfuerzan siquiera en profundizar sus vínculos primarios, tan atados (y adictos) como están a la tecnología. Es difícil predecir un futuro en estas condiciones, en donde los padres les temen a sus hijos y por lo tanto los dejan a la deriva de sus deseos. Creo que, de escribir esa novela, mostraría la situación actual, pero le daría una vuelta esperanzadora hacia un mundo muy diferente del que veo. Un mundo en donde los humanos se vuelvan a encontrar desde el corazón y el abrazo.
Tus referencias literarias, ¿a dónde viajan desde Argentina? ¿Cuáles son tus autores y autoras predilectos?
Me gustan mucho las autoras y autores norteamericanos, pero mi formación también se ha basado en la literatura latinoamericana. Hace poco leí una novela fascinante de Cynan Jones “Tiempo sin lluvia” y me identifiqué con su escritura, así como también con la Claire Keegan. Ambos autores (galés e irlandesa, respectivamente), se detienen en el campo y tienen ese gusto por lo salvaje, que a su vez es encantador, y que tanto me gusta explorar. Son demasiadas mis preferencias para enumerártelas y además muy heterodoxas. Acabo de leer La buena suerte de Rosa Montero y sigue siendo una gran narradora.
¿Cómo sigue influyendo Borges en la actual literatura y pensamiento en Argentina?
Creo que hoy, más que nunca, Borges está en el tapete. Fue uno de los grandes, jamás perderá actualidad. Por todos lados se dictan cursos, conferencias y ensayos sobre él, tratando de desentrañar no sólo su obra sino su polifacética personalidad.
También Cortázar es otro de nuestros grandes escritores, ahora vuelto a visibilizar por la escritora Peri Rossi que acaba de ganar el Cervantes.
Silvia Rodríguez (Las Palmas de Gran Canaria, 1970). Es traductora e intérprete por la Universidad de Granada y ha publicado los libros de poesía Rojo Caramelo, El ojo de Londres, Casa Banana, Shatabdi Express y Bloc de notas en Canarias; Departamento en Quito en Madrid; Ciudad Calima y Padresueño en Granada; Las princesas no tienen nombre en Sevilla; Marabulla en Navarra (Premio Internacional de Poesía María del Villar 2018; segunda edición en Nectarina Editorial-Colección Libellus, 2021, Islas Canarias; tercera edición en la colección “Rosa de los vientos” en la editorial PALABRAVA, Santa Fe, República Argentina). Está incluida en antologías como 23 Pandoras: Poesía alternativa española. Ha intervenido en Festivales Internacionales de Poesía: Génova, La Habana, Poetas en Mayo en Vitoria-Gasteiz o en el Programa Literario de Otoño de Ginebra. Ha editado poemas en revistas como La porte des poetes, Ficciones, Turia, Piedra del molino, Mundo Hispánico, Telegráfica, 21 versos, Uj Forras, OPUS, Fraktal, Trasdemar o La salamandra ebria. Poemas suyos han sido traducidos al italiano, al húngaro y al eslovaco. Su libro Provincia del dolor acaba de publicarse en la Biblioteca Básica Canaria.
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