Desde la Revista Trasdemar presentamos el artículo de nuestra colaboradora Mayte Martín, escritora y periodista, sobre la Revista “Dragaria” fundada en 2017 en Las Palmas de Gran Canaria. Esta publicación es un reconocimiento y un homenaje, al proyecto editorial y a la figura del autor Manuel Almeida.
«Una revista libre, que se recrea a sí misma a cada instante, que se alimenta del sueño. Una revista que bebe –¿ya lo hemos dicho? – de los afluentes de la palabra», Manolo Almeida
Una herramienta con la que seguir el pulso del día a día de la creación literaria en el Archipiélago y convertirse en una plataforma al servicio del consumo literario y de la creación
La revista canaria de literatura Dragaria nace oficialmente el 11 de abril de 2017. Fue presentada públicamente en la Casa Museo Pérez Galdós ese martes previo a la Semana Santa con gran recibimiento por parte del círculo literario. Fue un lleno absoluto, una fiesta literaria en la que tuvimos la oportunidad de brindar posteriormente con unos vinos que nos obsequió el empresario Miguel Pérez para la ocasión.
Desde la editorial Manuel Almeida escribía «DRAGARIA es una revista literaria digital de actualidad que apuesta por el apoyo a los autores y autoras y el fomento de la lectura. Un proyecto centrado en la actividad que se desarrolla en Canarias o que tiene a Canarias como protagonista. Un proyecto privado e independiente que se mantiene a través de la publicidad y las aportaciones de los usuarios. Nuestra intención es dar voz al sector en el Archipiélago y convertirnos en modestos, pero apasionados cronistas del día a día de la creación literaria en las Islas. Ser eco de aquellos y aquellas que dibujan con sus dedos las historias del ayer, del hoy y del mañana. Historias posibles e imposibles. Del sí, del puede y del jamás. Una revista libre, que se recrea a sí misma a cada instante, que se alimenta del sueño. Una revista que bebe –¿ya lo hemos dicho? – de los afluentes de la palabra».
Esas comillas francesas que usábamos en la redacción de noticias fueron elección suya. Él fue el fundador e ideólogo de la revista. Su gran experiencia en el mundo digital que celebró con numerosos premios durante su trayectoria profesional, y la pasión por la literatura y la cultura, nos llevó a dar los primeros pasos a Jesús Ibrahim Chamali, a él mismo y a mí, que nos reuníamos en cafeterías periódicamente para exponer temas y marcar las líneas de trabajo.
“Dragaria fue la realización de un sueño compartido, sueño que, si bien es cierto nació de Manuel Almeida, se convirtió en el de nosotros tres. Hacer una revista literaria donde el director daba absoluta libertad para que la persona responsable de cada sesión la enfocara con su propio estilo y apenas sin retoques hizo de Dragaria, al menos para mí, la Arcadia feliz en la que disfruté mientras mi salud me lo permitió, apoyado siempre por dos grandes profesionales: Manuel Almeida y Mayte Martin”, nos confirma con la mirada llena de recuerdos Jesús Ibrahím.
Nostalgia es lo que se adueña de mí en muchas ocasiones en que echo de menos al amigo, al jefe, al compañero con el que durante dos años viví este sueño. El comenzó a fraguarla a finales de 2016, recuerdo que en una llamada telefónica me dijo: “¿Recuerdas que me dijiste un día que te gustaría vivir de leer y escribir?, estoy pensando en poner en marcha un proyecto y me gustaría saber si puedo contar contigo”, mi respuesta fue inmediata: “contigo a muerte”. Hoy recordar todo eso se agolpa en el alma. Las ilusiones de los primeros encuentros, el diseño de la estructura, la línea editorial que queríamos llevar con la igualdad por montera. Desde su inicio dijimos que daríamos la oportunidad de seguir a hombres y mujeres, dando visibilidad a las autoras de las islas a veces, silenciadas u olvidadas. Y así, de café en café, fue naciendo.
Un poco de estadísticas
Mi agenda se triplicó en esos dos años de trabajo, pues cada persona que contactaba se alegraba y prestaba para cuánto necesitáramos. Cubríamos presentaciones, novedades, crónicas de eventos literarios y de las ferias de libros; entrevistas, en general de toda la actualidad diaria que se gestaba en las islas. Una agenda siempre al día, aportaciones de quienes nos mandaban reseñas, opiniones, microrrelatos, poemas y hasta alguna experiencia de textos teatrales. Dimos pie a hablar con editoras y editores, libreros y libreras, hablar de cine, dando espacio a la producción, dirección y guionistas. Fue un espacio diseñado para la información, la creatividad, el pensamiento… la lectura centrada en los escritores y escritoras de Canarias. Una herramienta con la que seguir el pulso del día a día de la creación literaria en el Archipiélago y convertirse en una plataforma al servicio del consumo literario y de la creación. También teníamos un apartado de recursos y se publicaba la lista de los libros más vendidos en cada mes según nos informaba la asociación de libreros.
Recuerdo que en la primera revista entrevisté a Juan Cruz, a Cecilia Domínguez, a Jorge Liria. Contamos con entrevistas de Manolo a Alexis Ravelo y Carlos Álvarez, con cinco entrevistas exprés, que se hicieron bandera cada semana y alternando siempre autor y autora; textos inéditos de Santiago Gil, de José Manuel Junco, poemas que nos leyó el día de la inauguración; de Elsa López, que se apuntó a darnos textos de forma periódica, Teresa Iturriaga Osa… la verdad que nos vimos de golpe con un aceptación indescriptible y que nos llenó de orgullo y generosidad para con nuestro trabajo: devolver la confianza depositada.
El balance del primer año desde el mes de abril nos reportó un logro de más de 900 artículos. A Manolo, como a quienes nos dedicamos a la comunicación de forma profesional, nos encantan las estadísticas y elaboró un artículo a modo de resumen donde recogía las visitas recibidas y desde qué partes del mundo, porque Dragaria salió de nuestras fronteras y no sólo fue seguida a nivel autonómico y nacional, sino que se posicionó en países como EEUU, México, Argentina, Colombia, Reino Unido, Chile, Venezuela, Perú o Alemania sobrepasando la centena. Tuvimos miles de seguidores en Facebook, y en Twitter.
Nos enorgullecemos de los reportajes y entrevistas realizadas. Recuerdo especialmente un reportaje de jóvenes, escritoras y escritores que hoy despuntan sin duda alguna en nuestro panorama como Andrea Abreu López; entrevistas como al recién desaparecido Jorge Justo Padrón, tan densa que costó una barbaridad prepararla y condensar, por poner algunos ejemplos.
Sin duda fue una experiencia inenarrable, necesitaría muchas líneas para expresar y contar las aventuras que vivimos, las entrevistas que nos acercaron a la cantidad de autoras y autores que tenemos en las islas y poder compartir su talento. Jesús Ibrahim Chamali estuvo unos meses con nosotros, hizo un par de entrevistas, y sobre todo reseñas literarias. Durante esos meses iniciales fuimos a presentar el proyecto ante varios medios de comunicación y nos divertíamos contando a los compañeros y compañeras de medios nuestro proyecto.
No es una necrológica
En los años de existencia apenas recibimos un par de ayudas, la pequeña aportación de una empresa familiar y la contratación de la Feria del Libro en 2017 para hacernos eco día a día con crónicas que cubrí sin descanso toda la semana. Pero las donaciones de cafés, y la ilusión de muchas personas, no facilitó que pudiéramos seguir adelante, un gesto como decía Manolo que “contrasta con la indiferencia generalizada de las instituciones públicas en este aspecto”.
Fue un trabajo muy duro, pero gratificante. Manolo esperaba cada tarde u amanecer que enviara los textos para colgarlos en la página. Hacíamos un gran trabajo en equipo. La mayoría de las veces yo salía a cocinar y él emplataba. Esto nos permitía en tiempo récord subir noticias y eventos diarios, siendo capaces de adelantar más de una primicia. Pero hacíamos un trabajo no remunerado y teníamos que buscarnos la vida por otro lado para poder aportar a la economía familiar. Sin embargo, me niego a dar la impresión de que hablar ahora de Dragaria pueda parecer que escribo una necrológica, y no es así. Manolo Almeida y yo seguimos soñando en poder continuar más adelante. Ambos seguíamos esperando oportunidades para lograr un incentivo económico que nos permitiera sostener nuestro proyecto. Hoy comparto ese sueño con su mujer, Rosi Morera, que mantiene la página en la red y con la que proyectamos poder reaparecer con la misma fuerza. Perder a Manolo no solo ha sido un duro golpe personal, sino literario y periodístico, que sí deja una huella muy profunda en quienes tuvimos la suerte de conocerle, leerle y trabajar con él. Es cierto que antes y después de Dragariahan surgido otras publicaciones, pero pensamos que la ventaja de tener detrás un equipo de periodistas, escritores y apasionados por la literatura, nos brindó garantía de calidad.
Una de las primeras personas a las que Manolo contó el proyecto cuando era un embrión fue a Santiago Gil, quien reconoce que fue para él un orgullo. “Dragaria es algo que uno busca todavía inconscientemente y es algo que se encuentra, de manera que siguen saliendo referencias literarias, porque hubo un gran trabajo en muy poco tiempo” asegura.
Y es cierto, como bien decía anteriormente fue un trabajo duro, hacíamos un recorrido por todas las islas, no solo en Gran Canaria o Tenerife, sino que nos esforzábamos por llegar a dar visibilidad al trabajo realizado en todo el Archipiélago. Santiago Gil insiste en que en la revista se destilaba el respeto por la cultura, la literatura, el rigor periodístico “se puede hacer una página cultural, cosa que puede hacer mucha gente, pero tener periodistas detrás es muy importante. El seguimiento diario de las publicaciones, las ventas de libros, el tratamiento y cariño teniendo detrás profesionales… Manolo es el gran ausente y se le echa mucho de menos”.
Debo reconocer antes de finalizar este pequeño homenaje recordatorio, que se nos esperaba en los eventos literarios, se nos dejaba espacio para trabajar y jamás encontramos cortapisas ni negativas, al contrario, tanto desde las editoriales, como desde las librerías pasando por las autoras y autores, siempre tuvimos muy buena acogida. Nos mandaban notas de prensa, y hasta las fechas de actos para la agenda. Nos enviaban colaboraciones teniendo que hacer selección de los textos recibidos.
Nunca nos quedamos sin noticias que dar, reportajes por hacer, ideas que compartir, y construir la revista que nos gustaba. Manolo Almeida aplaudía todas mis ideas y me sugería nuevas, nos apoyamos teniendo incluso tiempo para publicar ambos nuestras propias novelas.
Dragaria se tomó un largo descanso tras el verano de 2019. Hasta entonces Manolo no pudo hacer el recuento de los trabajos realizados, pero superan con creces cualquier expectativa que nos hiciéramos. Mantuvimos publicaciones diarias sin recursos, una revista completa donde la diversidad e igualdad fueron bandera en todo momento. Los motivos de salud apartaron a Jesús Ibrahím Chamali unos meses después de ponerla en marcha. También la salud arrebató a Manolo la oportunidad de seguir con nuestro sueño y pasión adelante. Sin embargo, tengo claro que como decía Santiago Gil, sigue siendo un referente de literatura canaria, una Arcadia, como señaló Jesús, y un trabajo de máxima calidad como todos los que Manolo Almeida acometía y que le brindaron numerosas menciones y premios incluso internacionales. Manolo no solo dominaba la palabra, sino también la tecnología, un maridaje casi imposible cuando hablamos de literatura, de alma, imaginación… pero que desde la globosfera nos hizo contribuir a la divulgación y animación a lectura.